ESCUELAS TEOLÓGICAS, Influencia de las

De Escuela idente
Revisión del 11:23 21 sep 2024 de Rebesatt (discusión | contribs.)
(difs.) ← Revisión anterior | Revisión actual (difs.) | Revisión siguiente → (difs.)

ESCUELAS TEOLÓGICAS, Influencia de las: ¿De qué escuela, o tradición teológicas, estaría más cercano F. Rielo, aun sin identificarse con ninguna? – Sin identificarse con ninguna, y acogiendo de otras lo más genuino y válido, tal vez encaje más dentro de una escuela de corte platónico-agustiniana, y anselmiana y de san Buenaventura. Ya en la teología contemporánea, paralelamente, enlazaría con lo intentado por K. Rahner o B. Lonergan, cuando hablan de persona humana como espíritu encarnado o carne espiritualizada, remitiéndonos, a su vez, a la teología de la Patrística Asiática (S. Ireneo, S. Justino, S. Hipólito), sintetizada en la expresión carne ungida por el Espíritu, y traducida, ya en clave de F. Rielo, como «creado espíritu psicosomatizado, definido por la divina presencia constitutiva del modelo absoluto, y abierto a la capacidad de ser elevado por el Espíritu Santo»[1]. Aún expresado lo anterior, tal vez, el teólogo contemporáneo más cercano al intento de F. Rielo sea H.U. von Balthasar, quien, de forma categórica, llega a afirmar que «solo se puede ser teólogo seriamente quien también y previamente es filósofo»[2]; y, en otro lugar, que «no solo es imposible, sino una locura, pretender erradicar de la investigación filosófica el aroma de la verdad sobrenatural… Pues lo sobrenatural se enraíza en las estructuras más íntimas del ser, para hacerlas fermentar completamente como una levadura, para atravesarlas como un soplo y un aroma omnipresente… Lo sobrenatural impregna la naturaleza tan demasiado fuertemente que esta no se puede reconstruir en un estado puro como natura pura»[3]. Así enlazamos también el proyecto filosófico-teológico de F. Rielo con el de H. de Lubac. Y, todos ellos, con una sola y única pretensión: salvar al hombre, y a todo ser, de la cárcel de una secularización inmanentista y, al mismo tiempo, liberar al Dios Vivo y Viviente, trinitario, de una abstracción deísta e irrelevante.



© Reproducción reservada. Todos los derechos están reservados al editor.

  1. Cfr. F. Rielo, Antropología, ob. cit.
  2. H. U. Von Balthasar, Teológica. La verdad del mundo, Encuentro, Madrid 1997, 12.
  3. Ibid., 15.