CERTEZA, Concepción genética de la

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CERTEZA, Concepción genética de la: La certeza ontológica o mística es la que debe ser llamada certeza en sentido propio; las demás certezas serían caracteres o propiedades de aquella. Así, habría que afirmar que la certeza es ontológica o mística y lo demás son sus caracteres; esto es, carácter fáctico, sicológico, cultural, intuitivo, moral, emocional, sensorial, etc., de la certeza. La certeza ontológica o mística, vocación radical del conocimiento humano, presente en la esencialidad de toda otra certeza, se esconde, se diluye, se tergiversa, se oscurece, cuando no hay INTUICIÓN, FRUICIÓN y libertad que la acojan; cuando no hay razón, DESEO e intención que apuesten por ella; cuando no se da el sentimiento, la emoción y la pasión que la refuercen; cuando carece de memoria, imaginación y conectiva. La causa de esta negatividad es clara: la desfiguración y el rechazo, por el YO humano con su INTUICIÓN, su FRUICIÓN y su libertad, de sus estructuras y operadores transcendentales, responsables de proporcionarnos el conocimiento seguro, claro y pontencializador del “objeto de consciencia” . Esta DEGRADACIÓN y rechazo de las estructuras transcendentales por EGOTIZACIÓN (Véase EGO y EGÓTICO) del conocimiento, sobre todo si nos referimos a las estructuras de carácter receptivo (CREENCIA, expectativa, amor), convierten la certeza en inseguridad, oscuridad, duda, ambigüedad, confusión, llevándonos a los distintos niveles y manifestaciones:

  1. de la falsedad, de la mentira y del error por EGOTIZACIÓN de la verdad del objeto de consciencia;

  2. de la maldad, de la perversidad y de la inmoralidad por EGOTIZACIÓN de la bondad del objeto de consciencia;

  3. de la fealdad, de la desproporción y de la indignidad por EGOTIZACIÓN de la hermosura del objeto de consciencia;

  4. de la división, del odio y de la discordia por EGOTIZACIÓN de la unidad del objeto de consciencia.

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