TRANSVERBERACIÓN, Concepción genética de la
TRANSVERBERACIÓN, Concepción genética de la: La palabra transverberación quedó incorporada a la mística de santa Teresa de Jesús. Parece ser que no fue ella quien utilizó este término para expresar la experiencia extraordinaria que tuvo cuando un ÁNGEL le clavó un dardo de oro en el corazón experimentando una transformación, que la puso en un estadio altísimo de amor divino. El vocablo viene del verbo “transverberar” y significa perforar, abrir un agujero, traspasar. Su significado ontológico —que afecta al ser o existir de la persona— lo compara F. Rielo con un berbiquí que penetra en un muro con la broca, hace un agujero, se mete una escarpia y se coloca un cuadro. Tenemos, así, el instrumento que perfora, la superficie perforada y la espiral que deja el berbiquí por donde entrará después la escarpia. Si trasladamos estos términos de comparación a su acepción mística, vemos que el instrumento es la actuación ad extra de Dios que, penetrando en el existir del espíritu que Él mismo crea, lo troquela y le pone la escarpia; esto es, le infunde el gene ontológico por el que el espíritu queda genéticamente estructurado, conformado a imagen y semejanza de Dios. De este modo, lo divino ha penetrado en el espíritu místicamente de tal modo que quedamos definidos por la DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA del absoluto. Transverberación significa, pues, traspasamiento o compenetración de amor. Es, para nuestro autor, concepción genética de la esencia en virtud de la cual las personas se traspasan, se compenetran unas en otras en tal grado que se definen entre sí constituyendo única unidad de amor.
Tenemos, de este modo, la transverberación absoluta o metafísica, que es la extasiación entre sí de las personas divinas por las propias personas divinas de tal modo que constituyen la única suprema forma de amor; esto es, el ipse amor absolutus. El amor absoluto es la constitutividad de la esencia o transverberación metafísica entre las personas divinas. La CONCEPCIÓN GENÉTICA DEL PRINCIPIO DE RELACIÓN rechaza el monoteísmo unipersonalista por una transverberatio divina o communicatio amoris de, al menos, dos personas divinas entre sí en tal grado que el amor absoluto no puede concebirse sino como communicatio vitalis inter personas divinas. La palabra “Dios” no puede ser, en este sentido, un concepto cultural, ni tampoco una respuesta teórica a una pregunta, ni una demostración que haya de obtenerse mediante premisas: demonstratio amoris est in amando [el amor se demuestra amando]. El amor no tiene definición porque es la misma esencia divina o transverberación; es la VIVIENTE DEFINICIÓN TRANSCENDENTAL, comunicación pura, de las personas divinas entre sí.
¿La transverberación puede ser una categoría tan decisiva y potente, teológicamente hablando, que sirva para el misterio mismo de Dios y para nuestra DEIFICACIÓN? – El fenómeno místico de la transverberación de santa Teresa, o transfixión, es elevado a realidad metafísica y ontológica por F. Rielo. La transverberación es, para él, esencia transcendental de la persona. El modelo de la transverberación es el de las personas divinas que se transverberan o se compenetran unas a otras, en tal grado que, definiéndose entre sí, constituyen única unidad absoluta de amor. Si nos referimos a la persona finita, esta viene definida por la DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA de la transverberación absoluta de las personas divinas en el espíritu de la persona humana, de tal modo que este espíritu queda constituido en “mística u ontológica transverberación de la divina o metafísica transverberación”. La mística transverberación es, pues, traspasamiento, compenetración de amor de la persona finita con su sujeto absoluto (personas divinas) y con las demás personas, en virtud de la DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA de las personas divinas en el espíritu creado, o de la divina presencia santificante de la Santísima TRINIDAD en el bautizado. El enunciado es preciso: la esencia de la persona es la transverberación; de los seres no personales, la REVERBERACIÓN, y de las cosas con sus fenómenos, la VESTIGIACIÓN.
Los ángeles, como personas, se compenetran, se traspasan su esencia con las personas divinas, entre sí y con la persona humana. La expresión “transverberantes ángeles” significa ángeles traspasados de amor divino. F. Rielo se expresa sobre la “transverberación” en Leyendas de amor[1] : la Leyenda LXII (62), “Metro de Madrid”, y la Leyenda LXXX (80), “Verdugo del miedo”.
© Reproducción reservada. Todos los derechos están reservados al editor.
- ↑ F. Rielo, Leyendas de amor, FFR Madrid, 2010.