CONCIENCIA Y CONSCIENCIA

De Escuela idente

CONCIENCIA Y CONSCIENCIA:

Dejemos bien claro cuál es la diferencia práctica en español entre los términos consciencia y conciencia. Los dos poseen la misma etimología. Su diferencia, en el lenguaje común, consiste en que el término consciencia se utiliza cuando se refiere al hecho de darse cuenta de algo, mientras que el término conciencia, se emplea significando lo mismo que consciencia y, además, asume el carácter ético[1] o el hecho de discernir entre el bien y el MAL. Consciencia sería, de este modo, un concepto de carácter ontológico; y conciencia, de carácter ontológico y moral[2] . El carácter moral, no obstante, debe quedar incluido en lo consciencial, ya que, para discernir entre el bien y el MAL, uno debe ser consciente de ello. Habría que hablar, por lo tanto, no de conciencia moral, sino del carácter moral de la consciencia.

Se ha hablado históricamente, siguiendo con este carácter moral, de diferentes tipos de conciencia[3] : conciencia dudosa, conciencia errónea, conciencia recta, conciencia cierta, conciencia escrupulosa, conciencia laxa. Habría que afirmar, más bien, que la rectitud y la certeza son formas de ser de la consciencia ontológica cuando la persona responde a la verdad, al bien y a la belleza, en tal grado que, según sea el nivel de respuesta, egótica o generosa, estos atributos pueden derivar en otras formas o estados de ser, que degradan en actitudes negativas como las proporcionadas por la duda, el error o el escrúpulo. La DEGRADACIÓN de la verdad, bien y belleza por el propio ser humano llevan a la desviación, a la incertidumbre, al error, a la maldad, al MAL gusto. Y es aquí donde se produce la llamada conciencia infeliz, desgarrada, desdichada, inauténtica, utópica, que no es otra cosa que la proyección egotizadora de la consciencia ontológica, hipostasiada en ideología. (Véase Consciencia)



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  1. Para F. Rielo no existe la “conciencia ética o moral”, sino el carácter ético o moral de la única consciencia ontológica que posee la persona humana.
  2. No sería correcto, en castellano, decir me remuerde la consciencia, sino me remuerde la conciencia. Sin embargo, se puede decir indistintamente: tengo consciencia de ser libre o tengo conciencia de ser libre.
  3. Conciencia recta_ o verdadera es aquella que, objetivamente, responde a la verdad. Conciencia cierta es la que, subjetivamente, responde a la verdad, pero puede estar o no en verdad. El grado de seguridad subjetiva puede darse con duda o probabilidad, teniendo en cuenta que hay que salir de la duda y de la probabilidad si se puede hacerlo. La conciencia perpleja se manifiesta cuando no se sabe cómo actuar. Se debe seguir la conciencia cierta; en algunos casos, la probable; la dudosa, nunca. Conciencia escrupulosa es la que ve pecado en todo o en casi todo lo que hace. Se preocupa excesiva y obsesivamente del valor moral de sus actos. Conciencia laxa es la que juzga que los actos objetivamente malos no son pecado o no tienen gravedad. Hay diversos grados. La conciencia farisaica que da importancia a lo que no la tiene o la quita a lo que la tiene. La conciencia cauterizada, que es insensible a los valores morales, tiene su origen en 1Tim 4,2 que lo utiliza explícitamente: “Inducidos por la hipocresía de unos mentirosos que tienen “cauterizada” su propia conciencia” (cauteriata conscientia). El verbo griego καυτηριάζω significa cauterizar, marcar con hierro a una res haciendo la herida insensible.