ESPERANZA

De Escuela idente

ESPERANZA: La esperanza, virtud teologal, es la expectativa elevada al orden santificante o cristológico, y tiene a la Santísima Trinidad como objeto inmediato de la voluntad. La expectativa es la estructura y operador genéticos que, activando con las estructuras y operadores volitivos nuestra FRUICIÓN, abre nuestro deseo, nuestra imaginación y nuestras emociones al infinito del absoluto como fundamento; esto es, lleva nuestro deseo, imaginación y emoción a quedar suspensos no de cualquier cosa por muy excelsa que esta sea, sino del fundamento último. Remedando a san Agustín, nuestro deseo no estará satisfecho hasta que no encuentre su descanso en el fundamento último. La expectativa unida a la CREENCIA y a las estructuras y operadores volitivos (bien, transcendencia, fortaleza) no puede dejar a nuestra FRUICIÓN con los deseos, IMAGINACIÓN y emoción, y a nuestra INTUICIÓN con las ideas, recuerdos y sentimientos a la deriva. La unión de nuestros deseos y de nuestras ideas bien formados nos impele al COMPROMISO ONTOLÓGICO de fundamentación última. La razón es sencilla: el COMPROMISO ONTOLÓGICO es constitutiva obligación contraída que se funda en la ALIANZA ONTOLÓGICA O MÍSTICA . El compromiso es, pues, explicitación de lo que es implícito en la alianza ontológica. Se requiere, por tanto, LLEVAR A LÍMITE nuestro COMPROMISO ONTOLÓGICO si, en verdad, queremos experienciar la fundamentación última de nosotros mismos, y, con nosotros mismos, de toda la realidad. El COMPROMISO ONTOLÓGICO no se queda, pues, en simple razonamiento por muy lógico que este sea, ni en simple deseo por muy realizable que este sea. Ni la razón ni el deseo se realizan con cualquier objeto. La CREENCIA y la expectativa nos hacen salir de nuestro yo, esperar algo “+” allá de nosotros mismos, romper la identidad existencial de nuestro propio yo, incluyendo nuestra razón y nuestro deseo.

Los operadores volitivos, lejos de llevarnos a la proyección de nuestro yo en algo que signifique nuestro propio yo, nos llevan a racionalizar y a desideralizar algo último, definitivo, irrevocable, que, más allá de nosotros mismos, nos satisfaga intelectual y volitivamente. La LÓGICA VIVENCIAL nos lleva a esta fundamentación última, y es en esta fundamentación donde toda ideación y desideralización adquieren unidad dirección y sentido . La LÓGICA VIVENCIAL actúa como verdadero conductor genético. No sucede así con la lógica formal: esta no nos conduce a ninguna parte, ni puede producir ni ordenar nuestras experiencias. La lógica formal es, experiencialmente, estéril. (Véase VIRTUDES)

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