FUNDAMENTO ABSOLUTO O METAFÍSICO

De Escuela idente

FUNDAMENTO ABSOLUTO O METAFÍSICO: El modelo absoluto es dado a la facultad volitiva como fundamento absoluto porque la FRUICIÓN, formada por la EXPECTATIVA y sus volitivos operadores ontológicos (bien, quietud, fortaleza, perseverancia…) lo propone al deseo como fundamental exigencia vivencial que, descansando en ella toda experiencia humana, obliga al asentimiento. Todo ser humano sin excepción desea siempre algo “+” del objeto de su deseo; tiende, por ello, a algo “+” que le hace consciente de la necesidad de un modelo absoluto que: como fundamento, dé el sentido último del actuar compromisivo, fundamentando la ética, el derecho. La codificación del modelo absoluto como fundamento en la consciencia potestativa, sub ratione voluntatis, otorga a la metodología genética su carácter de decidibilidad. La definición absoluta es manifestación del fundamento absoluto constituido por las personas divinas porque el fundamento absoluto es PLENITUD DE SER del acto de ser del estado de ser, de la forma de ser y de la razón de ser de las personas divinas, de las que todo recibe su potestad, poder o fuerza.

El deseo del fundamento va unido al imperativo racional de fundamentación y a la libertad de fundamentar. Esta libertad de fundamentar, síntesis de la desideralización y de la racionalización del fundamento, nos lleva necesariamente al COMPROMISO ONTOLÓGICO de fundamentación. El ser humano, en orden a su equilibrio, no tiene otro remedio que fundamentar; esto es, debe elegir compromisivamente un fundamento, racionalizarlo y desideralizarlo. La realización de la persona humana consiste en la forma de compromiso, no con cualquier fundamento que pueda elegir, sino con el fundamento último libremente elegido; esto es, libremente amado, creído, esperado. La libertad de fundamentar no es una libertad a la deriva; no consiste en elegir cualquier fundamento; antes bien, el mejor y supremo fundamento; esto es, el fundamento último. El COMPROMISO ONTOLÓGICO bien formado requiere, pues, no solo una “buena” consciencia, sino también una consciencia verdadera y hermosa en la unidad de la propia consciencia.

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