LIBERTAD DIVINA

De Escuela idente

LIBERTAD DIVINA: ¿La libertad divina define, supuesta la creación, la libertad humana? – Tenemos experiencia del ser y de la carencia del ser —sobre todo de la carencia que significa nuestra finitud—; tenemos experiencia de lo contingente, del mal, de la muerte, etc.; tenemos experiencia del vacío porque el vacío es algo; en ningún caso, tenemos experiencia de la nada absoluta porque esta no existe.

El modelo absoluto nos crea de nuestra POSIBILIDAD GENÉTICA , ya que cada uno de los seres creados han sido creados en virtud de tener la propia POSIBILIDAD GENÉTICA de ser. El sujeto absoluto posee ad extra:

a)    por su omnisciencia, todas las posibilidades;

b)    por su omnipotencia, el poder de que de estas posibilidades surjan seres y cosas;

c)    por su libertad, el hecho de crear todos y cada uno de los seres y cosas que han existido, existen y existirán.

La libertad divina es la síntesis de la omnisciencia y omnipotencia divinas. No es correcto decir que Dios crea porque es omnisciente o porque es omnipotente, sino que Dios crea en virtud de su libertad absoluta: libertad que es, al mismo tiempo, omnisciente y omnipotente. Sabemos, además, que la libertad divina no puede ser sino amor absoluto; por consiguiente, es un amor omnisciente y omnipotente. Podemos concluir con una máxima conocida: “Dios nos crea por amor omnisciente y omnipotente”.

El ser humano es libre porque el modelo absoluto, a cuya imagen y semejanza ha sido por Él creado, es libre. Efectivamente, si nos referimos a la definición de la libertad humana, esta debe hacerse desde la libertad divina. Si la persona humana es, en virtud de la DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA , imagen y semejanza de las personas divinas, y las personas divinas constituyen única libertad absoluta de amor, síntesis de su omnisciencia y su omnipotencia, la persona humana es mística libertad de la divina libertad.

La libertad humana, haciendo la síntesis de nuestro entender y de nuestro querer, posee, ciertamente, dos límites: formal, la finitud de nuestra criaturidad; transcendental, la infinitud de la libertad divina. Por tanto, la libertad humana es un finito abierto al infinito por la propia libertad del infinito: la finita libertad humana abierta a la infinita libertad divina. Si la esencia de la libertad divina es el amor, la esencia de la libertad humana no puede ser otra que el amor. El amor forma la libertad; el no amor la deforma.

A nivel HIPERNOÉTICO , si la libertad divina es omnisciente y omnipotente, la libertad, activada por la caridad, síntesis de la activación de la inteligencia por la fe y de la voluntad por la esperanza, es mística omnisciencia y omnipotencia de la divina omnisciencia y omnipotencia. Esto sirve de aplicación para la vida moral. Cuando afirmamos que la caridad, amor elevado al orden santificante, es infalible —o que la caridad todo lo puede—, estamos diciendo que, a imagen y semejanza del amor o caridad divina, el amor o caridad del bautizado es místicamente omnisciente y místicamente omnipotente. ¿Qué quiere decir esto? Que su saber y su poder espiritual, aunque finitos, están abiertos a la infinitud del saber y del poder divinos.

En consecuencia, el místico cristiano, unido a Cristo, por medio de la sobrenatural inspiración todo lo sabe, todo lo puede:

a)    desde la fe, con sus dones de la sabiduría, inteligencia, ciencia y consejo;

b)    desde la esperanza, con su don de la fortaleza;

c)    desde la caridad, con su don de la piedad y temor.

Y este es el fundamento de la profecía y del milagro. La gracia divina todo lo puede.

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