MÍSTICA HISPÁNICA
MÍSTICA HISPÁNICA: Según F. Rielo, ¿qué es aquello que caracteriza a la cultura hispánica?; o si se prefiere ¿en qué consiste la esencialidad de nuestra cultura? Hay autores que se inclinan por una pluralidad de características para definir la cultura hispánica. Siempre hay una característica o constante que, presente en la historia de nuestra cultura, domina sobre otras características que son sus variables. El intento de sustraerse de esta constante por motivos ideológicos, aprovechándose de deficiencias humanas y sociales, es un fraude que se hace a la historia.
La característica que define nuestra cultura hispánica es, dirá nuestro autor, el ‘hecho místico’. ¿Qué es, entonces, el hecho místico? El contenido de la unión amorosa, unión mística, de la persona humana con su sujeto absoluto. Este contenido se inscribe en las diversas formas de un romanticismo que, irreductible a un criterio taxonómico convencional (ej., al siglo XIX europeo), es propiedad de toda la historia de la humanidad. Si hay una característica que mejor defina al hombre es su romanticismo: el hombre es un ser que, más que razón, más que voluntad, tiene capacidad para amar. La autenticidad o inautenticidad de su vida se define por la forma cómo se manifieste su amor. En esto consiste sencillamente el hecho místico. El hombre, en este sentido, es un ser místico. La cultura española ha encarnado la dimensión universal del hecho místico; quizás esta sea la causa de su expansión e influencia.
La filosofía española, por otra parte, ha estado inserta en la teología mística que adquiere su máximo desarrollo experiencial en nuestros místicos y su expresión estética en el arte: con el arte, en la literatura. Ejemplo del desarrollo experiencial lo tenemos en san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús; ejemplo de la expresión estética, lo tenemos en Cervantes que con su Quijote eleva la mística española a la novela. ¿Cuál es, entonces, la propiedad esencial de esta filosofía que buscamos? La elevación implícita del hecho místico a ontología pura. Nuestro metafísico, con su CONCEPCIÓN GENÉTICA DEL PRINCIPIO DE RELACIÓN , eleva, por vez primera en la historia del pensamiento, explícitamente el hecho místico a ontología pura. Este sistema metafísico carece del abstraccionismo de la metafísica histórica porque tiene por metalenguaje a la teología mística, y la teología mística no queda en simple dogma porque tiene por metalenguaje a la metafísica. El dato racional y el dato revelado se complementan en este sistema rieliano: no existe una razón cerrada que no pueda recibir el dato revelado, ni existe una revelación que no sea capaz de ser recibida por una razón abierta. Esta CONCEPCIÓN GENÉTICA DEL PRINCIPIO DE RELACIÓN define, en mi opinión, dentro de una sistematización metafísica, el objetivo de nos hemos propuesto en esta conferencia: el hecho místico en el que consiste la esencialidad de la cultura española. Podemos concluir, a este respeto, con unas palabras de Rielo: «El estudio de esta metafísica genética parece aportar el convencimiento de que el cristianismo halla en Cristo al metafísico que, no solo redime al ser humano, sino, también, le instruye sobre la constitución ontológica de su ser. Revela, por otra parte, en qué consiste la esencia de esta religión: la MÍSTICA procesión (Véase Divina Presencia Santificante o Mística Procesión) que, sobrenatural, sitúa a la persona humana en su verdadera dimensión metafísica»[1].
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- ↑ F. Rielo, ¿Existe una Filosofía española?, 142.