CULTO DÚLICO

De Escuela idente

CULTO DÚLICO: Junto a la educación _en éxtasis, es uno de los dos pilares del sistema educativo y pedagógicos rielianos. El fundador de la Escuela Idente denomina culto dúlico a la forma de ‘trato’ o terapia educacional que debe ejercer un ser humano con otro ser humano para que se haga presente en la sociedad una forma cultual de convivencia que impulse a educadores y educandos a luchar con superación creadora por la promoción incansable de los más altos valores que puedan concebirse. La expresión culto dúlico viene de la tradición católica para referirse a la veneración que se rinde a los santos, en reconocimiento de la excelencia que Dios les comunicó, culto que se les profesa, pero no termina en ellos, sino en Dios mismo, es decir, se venera a los santos por lo que tienen de Dios, por la gracia de Dios presente en ellos. Existen tres niveles fundamentales de culto: de adoración, que se debe solo a Dios; de culto de hiperdulía, debido a la Santísima Virgen, y de culto de dulía, debido a los santos.

La adoración es el primer acto de la religación constitutiva que se manifiesta por el reconocimiento del absoluto. Es una acción liberadora de la esclavitud y de la idolatría de las criaturas, pues todo lo que existe está sometido al absoluto. Cuando la persona creada se somete ontológicamente a una criatura, esto es, adora a las criaturas, se degrada, se convierte moral y ontológicamente en contra-ser. La adoración es culto latréutico debido solo a Dios. Existe la otra dependencia relativa, que adquiere unidad, dirección y sentido en la dependencia ontológica del absoluto: es el llamado “culto dúlico”, debido a los santos, pero que F. Rielo lo extiende a todos los seres humanos, en virtud de que han sido constituidos por la DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA del ACTO ABSOLUTO en mística DEIDAD a imagen y semejanza de la divina DEIDAD. En este sentido, la más alta dignidad del ser humano es ser ‘hijo de Dios’, y, por tanto, se le debe tributar, debido a esta excelencia, el acto de servicio con humildad, con atención y escucha, con deferencia y generosidad.

El culto dúlico es, en este sentido, la expresión del amor en el servicio, en la entrega a los semejantes; es acto de reconocimiento, de afirmación, de ayuda, de obsequio, de entrega. El contenido del culto dúlico es, además del servicio al prójimo, el perdón, la misericordia, la piedad. Es, en definitiva, la inclinación del amor ante otro para engrandecerlo. Solo en el engrandecimiento del otro encuentra el espíritu humano su grandeza, su libertad, su máxima dignidad, su mística DEIDAD. El culto de latría, el de hiperdulía y el culto dúlico son los actos más genéticos y sanantes, salvadores o transformantes de la persona humana. Del culto dúlico se deriva una filosofía del respeto, virtud que resume las características de la generosa entrega que nos debemos con la forma de la veneración, el acatamiento, la consideración, la deferencia… «El ser humano [en virtud de su carácter deitático] debe tener respeto de su propia dignidad deitática: el padre debe respetar a su hijo, el hijo debe respetar a su padre; el maestro debe respetar al discípulo, el discípulo debe respetar al maestro; el individuo debe respetar a la sociedad, la sociedad al individuo… El respeto se extiende a toda acción humana: respeto de los derechos humanos, respeto de la vida, respeto de la justicia… La paz debe ser, por tanto, fruto de este sagrado respeto debido a Dios y al hombre»[1].

¿Qué puede aportar la teología-espiritualidad-moral de F. Rielo a la formación y educación de las nuevas generaciones de hoy? – Estamos en las puertas del futuro 3.0- 4.0. digital. Byung-Chul Han, uno de los filósofos más sugerentes de la actualidad, se ha atrevido a hablar de cultura del cansancio y de la transparencia pornográfica, de la agonía del eros y del enjambre digital, de lo psico-político y de la pérdida del aroma del tiempo como contemplación. La educación del éxtasis o en el éxtasis, derivada de la teología-espiritualidad-moral rieliana, puede ayudarnos eficazmente a formar una conciencia dúlica-extática, de servicio, de salida de sí para el otro, capaz de amar, de contemplar y de recrear, de asimilar y de convivir desde el mejor Bien, Verdad y Belleza posibles, conscientes de que son «el eje de todo progreso y el desarrollo en la educación»[2]. El concepto de éxtasis_ Véase) en nuestro teólogo místico es preventivo y transformante, preparatorio y renovador, previsor y creador, proyectivo y restaurador; porque solo el amor es el motor de la educación y la única motivación modélica y modelante. Por lo tanto, no son las limitaciones, condicionantes o resistencias los que definen a la persona humana, sino su éxtasis, que es constitutivo y le proporciona el genuino sentido de su dignidad. El hombre es mística DEIDAD a imagen y semejanza de la Divina DEIDAD; es alter deus; es místico absoluto, a imagen y semejanza del divino absoluto. Mayor grado de dignidad, y de aspiración en la educación, no puede concebirse ya en el ser humano. Todo ello en armonía, desde una sana renovación y actualización, con la mejor Tradición Viva del catolicismo.

¿La pedagogía, entendida como ‘culto dúlico y EDUCACIÓN EN EL ÉXTASIS’, es acorde con lo solicitado por el Magisterio Católico? – Es acorde con el Magisterio Católico tradicional y contemporáneo, y, además, añade un plus de actualización y creatividad en su presentación. Según el fundador de la Escuela Idente, el amor es el auténtico motor de la persona y de su educación. Como consecuencia, hay que educar en el ‘éxtasis’, para prevenir y sacar al espíritu humano de los ‘estados egóticos o disgenésicos’ de orden síquico, relacionados con la egofrenia, y de los estados de orden ontológico, relacionadas con la egolatría. La pedagogía y educación rielianas se orientan hacia el HUMANISMO DE CRISTO. Habría dos claves pedagógicas: el culto dúlico , entendido como forma de relación educativa de servicio al prójimo, y la EDUCACIÓN EN EL ÉXTASIS, relacionado con la energía personal desde el amor, que motiva el aprendizaje. Educar en el éxtasis y el culto dúlico es hacer realidad el ‘HUMANISMO DE CRISTO’, reconociendo que estamos hechos, abiertos al infinito, para unirnos con el infinito; por tanto, tenemos que recorrer un camino de purificación en relación con los llamados falsos infinitos y, por lo tanto, un camino de verdadera conversión del corazón y de la mente. Es el nacimiento del hombre y mujer nuevos cristianos[3].



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  1. F. Rielo, Función de la fe en la educación para la paz, en AA.VV., Educar desde y para la paz, Fundación Fernando Rielo, Madrid 2001, 118.
  2. F. Rielo, Mis meditaciones, ob. cit., 82-84.
  3. Cfr. F. Rielo, “La persona no es para sí ni para el mundo”, en Hacia una pedagogía prospectiva, FFR Madrid 1992, 105s. Véase también Mis meditaciones, ob. cit., 75ss.