Simplicidad ontológica o mística

De Escuela idente

Simplicidad ontológica o mística: La simplicidad consciencial de la persona humana, que se proyecta en la complejidad de las facultades y sus FUNCIONES SICOESPIRITUALES Y SICOSOMÁTICAS , posee dos límites:

a)    transcendental, la infinitud de la DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA de la simplicidad absoluta en nuestra consciencia potestativa;

b)    formal, la finitud de la simplicidad ontológica que, aunque abierta a la infinitud de la simplicidad absoluta, posee los condicionantes específicos de las facultades y de los lenguajes, con sus FUNCIONES SICOESPIRITUALES Y SICOSOMÁTICAS .

Lo propio del ser humano es su tendencia a la simplicidad , pues es esta una estructura y operador GENÉTICO de la consciencia potestativa que se proyecta en las facultades y en los lenguajes con sus funciones sicoespirituales y sicosomáticas para dar unidad, dirección y sentido a la complejidad anímica y a la compositividad corpórea. Observar desde la simplicidad del espíritu, desde la complejidad de la sique y desde la compositividad del soma, es lo propiamente GENÉTICO. La simplicidad concierne, sobre todo, al espíritu por su naturaleza propia y, de forma inmediata, a las funciones sicoespirituales de las facultades. Estas funciones sicoespirituales —la INTUICIÓN, la FRUICIÓN y la libertad— son lo más elevado de nuestras facultades; por ello, detentan mayor simplicidad que todas las demás funciones. Ahora bien, estas funciones sicoespirituales, vistas desde el espíritu, y las ESTRUCTURAS Y OPERADORES GENÉTICOS que actúan transcendentalmente en ellas dando dirección y sentido a toda la complejidad anímica, hay que considerarlas en su simplicidad espiritual. Si las contemplamos, por el contrario, desde la prioridad de la sique, habría que considerarlas desde la complejidad anímica.

Atribuir a lo sicoespiritual la simplicidad y la complejidad, dependiendo de la prioridad que queramos otorgar a lo espiritual o a lo anímico, se debe a que no hay, en la naturaleza humana, una separación radical entre simplicidad, complejidad y compositividad porque no existe tampoco una separación radical entre lo anímico y lo espiritual: lo anímico es espiritual y lo espiritual es anímico. Estas instancias no se dan como una especie de compartimentos estancos; antes bien, están abiertas entre sí de manera que podemos ver la compositividad y la complejidad desde la simplicidad porque es la simplicidad la que define y abre el campo formal de la complejidad y de la compositividad. No podemos, sin embargo, contemplar la simplicidad desde la compositividad y desde la complejidad, porque estas no definen a la simplicidad. Se puede hablar, entonces, de la simplicidad de la sique porque la complejidad de esta está abierta, transcendentalmente, a la simplicidad ontológica del espíritu por la propia DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA de la simplicidad absoluta. Lo mismo se puede afirmar de la simplicidad del cuerpo porque la compositividad de este está abierta, transcendentalmente, a la simplicidad ontológica del espíritu por la propia DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA de la simplicidad absoluta. En este sentido, la complejidad y la compositividad no son cerradas, incomunicables, sino abiertas entre sí porque están abiertas a la simplicidad por la propia simplicidad. La simplicidad define, pues, la unidad FORMAL Y TRANSCENDENTAL de la persona humana:

a)    la unidad formal de la sique y del soma;

b)    y la unidad transcendental de la sique y del soma en la unidad del espíritu con la DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA de la unidad del modelo absoluto .

La persona humana es, de este modo, mística u ontológica unidad de la divina o metafísica unidad, y mística u ontológica simplicidad de la divina o metafísica simplicidad. La unidad y simplicidad ontológicas están, finalmente, condicionadas por las limitaciones formales de la complejidad y de la compositividad. La simplicidad como estructura y operador ontológicos otorga a nuestra consciencia inspirada —proyectada en el SICOSOMA y, en primer lugar, en las funciones sicoespirituales de las facultades— una visión ontológica de la realidad abierta a la infinitud de la visión metafísica del modelo absoluto . Pero esta visión ontológica es función de una UNIDAD DE VIVENCIA que otorga a la consciencia potestativa transcender la pluralidad, la complejidad, la compositividad, la caoticidad, la fragmentariedad, la multiplicidad…, en su unidad y simplicidad ontológicas, abiertas a la infinitud de la unidad y simplicidad absolutas. El modelo absoluto contempla ad extra la complejidad y la compositividad desde su simplicidad absoluta. La simplicidad es necesariamente querida por el modelo absoluto porque el modelo absoluto constituye “única simplicidad absoluta”: todo lo demás debe ser definido por esta “simplicidad absoluta”. Esta simplicidad absoluta es:

a)    ad intra, en la pluralidad de personas divinas;

b)    ad extra, en la multiplicidad (Véase PLURALIDAD Y MULTIPLICIDAD) de criaturas.

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