POSESIÓN Y PRESENCIA
POSESIÓN Y PRESENCIA: No es lo mismo presencia que posesión: puede haber presencia, pero no posesión o consciencia explícita. El ser humano tiene necesidad y obligación, en orden a realizarse como persona, de explicitar su consciencia potestativa. La posesión, más allá de la simple presencia, necesita del acto de libertad con su racionalización, desideralización e intencionalización, con su interiorización, internalización e intimización. La persona humana debe posesionarse de la presencia, cualquiera que sea el objeto de conocimiento, que es como decir, tomar posesión de algo que ya se tiene. Si tomar posesión de un objeto de conocimiento es tomarlo en serio para formar bien nuestro saber acerca de él, tomar posesión de la DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA del modelo absoluto es formar bien nuestro conocimiento explícito acerca de dicha presencia, comprometiéndonos, ontológica y moralmente, con ella sin restricción alguna. Es la posesión de la divina presencia constitutiva lo que hace al ser humano rico ontológicamente. Dicha posesión, lejos de reducirse a mero conocimiento racional, es conocimiento ontológico explícito que requiere ser abordado por las tres facultades en orden a la unidad, al compromiso y a la reflexión.
Tomar posesión de la divina presencia constitutiva del modelo absoluto es hacerse con el modelo, entrañarse con él, ponerse a su disposición, dialogar, convivir, escuchar. Es, en definitiva, dar unidad, dirección y sentido a toda otra presencia porque la presencia constitutiva del modelo absoluto se comporta, genéticamente, como PRINCIPIO ACTUAL y epistémico (Véase PRINCIPIO ABSOLUTO O METAFÍSICO).
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