INSTINTO DE FELICIDAD

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INSTINTO DE FELICIDAD: La felicidad o dicha es la que puede dar unidad, dirección y sentido al “gozo o satisfacción” de la sique (Véase SIQUE O ALMA) y al “placer o deleite” del cuerpo; en caso contrario, cuando el “placer o deleite” del cuerpo y el “gozo o satisfacción” de la sique son desordenados, la “felicidad o alegría” del espíritu se degrada en “infelicidad o tristeza”, haciendo que el placer se degrade en “dolor o daño” y el gozo en “sufrimiento o pena”. Con el objeto de unificar esta terminología, F. Rielo denomina instinto de felicidad a todo aquello que se desvía de la auténtica felicidad; esto sucede cuando nos alejamos de la felicidad como don o como virtud para caer en la instintivación egótica de la misma. En el instinto de felicidad está el “placer o deleite” y el “gozo o satisfacción” desordenados; acontece cuando, dejándonos llevar de la tendencia egótica —con la soberbia, síntesis de todos los vicios—, el placer, el gozo y la felicidad dejan de tener unidad, dirección y sentido , por rechazo de la generosidad del amor, en el que se sintetizan todas las VIRTUDES y valores.

El instinto de felicidad no nos lleva a la felicidad, antes bien, a la degradación de la felicidad. La felicidad, de hecho, no hay que buscarla; es un don que acaece cuando amamos la verdad, hacemos el bien, admiramos la belleza, practicamos la justicia o, en una palabra, somos generosos.

Nada tiene que ver el instinto de felicidad con el “principio de placer” de Freud. Es sabido que el fundador del Sicoanálisis no estaba satisfecho con este principio; por eso, escribirá su famoso artículo: “Más allá del principio de placer”. Sin embargo, en la práctica Freud no saldría de su reduccionismo “pansexualista”, aunque él mismo intentara alguna vez negarlo. En el prefacio de 1920 a su obra, el fundador del sicoanálisis rechazó el término: «En su sed de fórmulas resonantes —dijo—, la gente ha llegado a hablar del “pansexualismo” del psicoanálisis, y a dirigirle el reproche absurdo de que lo explica todo por la sexualidad».

El instinto de felicidad es, pues, la tendencia a una felicidad desordenada, sin rumbo, que queda a merced de lo más fácil y superficial: la instintivación. Este desorden tiene su origen en la tendencia egotizante, que es la soberbia del espíritu en la que hacen síntesis los demás vicios capitales (avaricia, lujuria, ira, gula, envidia, pereza), viene dado con la NEUROSIS , y está adherido al sensualismo, estimulación e instintivación del ego, y afecta a las FUNCIONES SICOESPIRITUALES Y SICOSOMÁTICAS de las facultades, y a los ámbitos y dimensiones (Véase Niveles, Ámbitos y Dimensiones) de la persona humana.

El apego al instinto de felicidad se proyecta, sobre todo, en tres apegos o concupiscencias fundamentales:

  1. apego a las riquezas y su mundanidad;

  2. apego al gozo sicológico con el placer del cuerpo;

  3. apego al sensualismo del ego con la soberbia del espíritu.

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