BINIDAD

De Escuela idente

BINIDAD: Roto el SEUDOPRINCIPIO DE IDENTIDAD “A es A”, elevada la relación a absoluto y transcendido el campo fenoménico, aparecen a una razón formada por la CREENCIA al menos dos términos de relación en INMANENTE COMPLEMENTARIEDAD INTRÍNSECA que constituyen único absoluto : no menos de dos, pues habríamos incurrido en el SEUDOPRINCIPIO DE IDENTIDAD; no más de dos, pues un tercer término aparece a la razón creyente como excedente metafísico, en virtud de la simplicidad absoluta. Estos dos términos son, teológicamente, dos personas divinas que, en INMANENTE COMPLEMENTARIEDAD INTRÍNSECA, constituyen único absoluto o Binidad.

La Santísima Binidad es propiedad universal de una consciencia bien formada; es decir, de una consciencia en la que debe aparecer el modelo absoluto constituido por la INMANENTE COMPLEMENTARIEDAD INTRÍNSECA de dos personas divinas realmente distintas []; de otra forma, no podría entenderse que la unidad absoluta estuviera constituida por una sola persona en eterna soledad absoluta: el concepto de unidad absoluta no sería posible sin la concepción de, al menos, dos personas divinas [], pues una sola [P] no podría constituir unidad absoluta de nada. La concepción genética de la unidad absoluta es complementaria con la unicidad absoluta del modelo. El enunciado es exacto: las personas divinas constituyen única unidad absoluta. Negada la unicidad de la unidad absoluta, habríamos incurrido en el absurdo de la PARADOJA DEL DOBLE ABSOLUTO .

¿Qué es más original, radical y fundante en el sistema genético relacional de F. Rielo, la Binidad o la Trinidad? – Lo verdaderamente radical es el misterio Trinitario, revelado en Jesucristo; sin embargo, lo más original es el descubrimiento metafísico de la Binidad o sistema genético relacional: si todo se constituye en relación (la irrelación es la esencia de la nada que no existe), Dios tiene que ser necesariamente relación absoluta, esto es, al menos, dos personas divinas en INMANENTE COMPLEMENTARIEDAD INTRÍNSECA [], Padre [] e Hijo []. Dicha Binidad, según F. Rielo, fundamenta el diálogo ecuménico, no revelado, entre todas las culturas y religiones. La pedagogía de Cristo, en su referencia al Padre, es enseñar a las gentes la visión bien formada de un Dios que es dos personas divinas, Padre e Hijo, que una razón credencial puede evidenciar. Esta pedagogía divina prepara a la persona humana para la revelación cristológica de una tercera persona divina [] denominada por el mismo Cristo Espíritu Santo.

En el nivel DIANOÉTICO de la Metafísica y de la Teología, los dos términos de la relación tienen que ser dos personas divinas, Padre e Hijo (Santísima Binidad); una tercera persona divina es un EXCEDENTE METAFÍSICO para una razón que debe contemplar la simplicidad divina. En el nivel hipernoético , ya entra la revelación por Cristo: en primer lugar, de que Él es el Hijo del Padre; y, segundo, de que existe una tercera persona divina llamada Espíritu Santo. Solo a este nivel HIPERNOÉTICO, el modelo absoluto son tres personas divinas, (Santísima Trinidad) con sus nombres propios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Se puede hablar, entonces, de una Metafísica Teológica sub ratione absolutitatis, o de una Teología Metafísica sub ratione divinitatis. A su vez, la Ontología o MÍSTICA estudia la Divina Presencia ad extra del modelo absoluto en el creado espíritu humano; esta presencia es constitutiva, intrínseca, con el objeto de que el espíritu humano adquiera la categoría de persona, a imagen y semejanza del modelo absoluto .

Una inteligencia honesta lo primero que percibe es esta relación binitaria: Él y yo; pero esta relación no es absoluta, pues yo soy consciente de ser finito; tampoco el yo puede identificarse o completarse con un ‘nosotros’, incluyendo en el nosotros todos los otros “yo” como yo; en este caso, permanece el término finito; necesito, pues, un alguien que, absoluto, satisfaga la relación de Él; esto es, serían dos personas divinas ().

La persona de Cristo es la única que se presenta humanamente con estas características del absoluto; pero, además, nos revela una tercera persona y los nombres personales de cada una de ellas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. El Padre, que engendra, transmite todo su patrimonio al Hijo, haciéndole Hijo, y el Hijo recibiendo este patrimonio hace Padre al Padre. El Hijo nos revela al Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo. El Padre que se revela en el Hijo por la fuerza del Espíritu Santo nos introduce en el ámbito deificans y TRANSVERBERANS de la revelación, de la creación y de la gracia, de la CRISTOLOGÍA y de la eclesiología.

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