SENTIMIENTOS, EMOCIONES Y PASIONES

De Escuela idente

SENTIMIENTOS, EMOCIONES Y PASIONES: El sentimiento estructurado por la sensación, la impresión y la aprehensión es una función subsumente que acompaña a las FUNCIONES SICOESPIRITUALES Y SICOSOMÁTICAS de la facultad intelectiva.

F. Rielo se detiene en tres funciones sicosomáticas subsumentes; es decir, en los sentimientos, emociones y pasiones, que afectan a nuestra reflexión o irreflexión, a nuestro agrado o desagrado, a nuestra adhesión o repulsión, coloreando con estados de ánimo positivos o negativos, de felicidad o de dolor, nuestra vida mental, volitiva y unitiva. Los sentimientos, las emociones y las pasiones nos informan sobre cómo nos encontramos, qué nos gusta o qué nos desagrada, qué funciona bien o qué funciona mal, en nosotros mismos y a nuestro alrededor con la finalidad de que reflexionemos sobre los cambios adecuados en nuestras vidas, los deseemos y los realicemos. Una buena percepción y comunicación implica saber leer y expresar nuestros sentimientos, emociones y pasiones, experimentándolos y experienciándolos vivencialmente con el ejercicio de la libertad formada por el amor: una libertad que hace la síntesis de la INTUICIÓN (formada por la CREENCIA) y de la FRUICIÓN (formada por la EXPECTATIVA). Los sentimientos deben, de este modo, ser interiorizados por nuestro intelecto, las emociones por nuestra voluntad, las pasiones por nuestra unión o libertad. De esta forma podremos dar valor y contenido a un hecho concreto, a una acción, a una circunstancia, a una situación personal, familiar o social, y saberlos expresar por medio del verbo intelectivo, del verbo volitivo y del verbo unitivo. Se implican, así, las FUNCIONES SICOESPIRITUALES Y SICOSOMÁTICAS perceptivas en complementariedad con las FUNCIONES SICOESPIRITUALES Y SICOSOMÁTICAS comunicativas del verbo, de la palabra, de la oración, del discurso, de la flexión de voz, del ritmo, de la intensidad, de las señales, signos y símbolos que, en correspondencia con las funciones facultativas, encierra todo lenguaje oral, escrito, gestual, etc.

Lo primero que debemos tener en cuenta de los sentimientos, emociones y pasiones, es que son energías síquicas interactuantes, y en ningún caso son compartimentos estancos. Los sentimientos, las emociones y las pasiones llevan implícito, en distinto grado o intensidad, el desarrollo correspondiente a cada una de estas energías síquicas dependiendo del dominio o influjo de aquella facultad o función facultativa que prevalezca sobre las demás sin excluirlas. De esta forma, se favorece:

a)    el desarrollo de los sentimientos, estructurados por la sensación, la impresión y la aprehensión, cuando interviene la razón, estructurada por el concepto, el juicio y el raciocinio;

b)    el desarrollo de las emociones, estructuradas por el afecto, el apetito y la predilección, cuando interviene el DESEO, estructurado por la estimación, la aspiración y el compromiso;

c)    el desarrollo de las pasiones, estructuradas por el interés, el entusiasmo y la adhesión, cuando interviene la INTENCIÓN, estructurada por el impulso, la tendencia y la atención.

 Según esto, la interacción de los sentimientos, emociones y pasiones no hace de estas energías síquicas un conglomerado abstracto de fuerzas sin orden y concierto; antes al contrario, la predominancia de una facultad o función influye en la predominancia de su energía síquica correspondiente. Tenemos de esta manera que;

a)    las emociones y las pasiones pueden transformarse o disolverse, cuando predomina la RAZÓN, en sentimientos, estructurados por la sensación, la impresión y la aprehensión;

b)    los sentimientos y las pasiones pueden transformarse o disolverse, cuando predomina el DESEO, en emociones, estructuradas por el afecto, apetito y predilección;

c)    los sentimientos y las emociones pueden transformarse o disolverse, cuando predomina la INTENCIÓN, en pasiones, estructuradas por el interés, el entusiasmo y la adhesión.

 Los sentimientos, aunque poseen relación sicosomática con las tres facultades, se refieren, sobre todo, a la facultad intelectiva. Su atribución a esta facultad se debe a que aquellos pueden estimular el razonamiento para hacerse cargo sentimentalmente de una situación y fomentar la creatividad teórica, o pueden dificultar o reprimir el razonamiento cuando los sentimientos son de carácter depresivo, o pueden inducir a la exageración o distorsión cuando son de carácter agresivo. Las modificaciones o reacciones fisiológicas son, no obstante, moderadas y no poseen la violencia, intensidad, brusquedad, invasión y exclusivismo, que pueden presentarse en las emociones y, de modo especial, en las pasiones. Estas energías síquicas del dominio prioritario de la facultad intelectiva se hacen patentes experiencialmente en las sensaciones, percepciones, aprehensiones o impresiones religiosas, artísticas, patrióticas, paternas, fraternas, de amistad, de lealtad, etc., que son estados complejos de signo positivo; pero pueden darse además sensaciones, percepciones, aprehensiones o impresiones contrarias a las mencionadas, como las sensaciones antirreligiosas, antipatrióticas, antifraternas, que son estados complejos de signo negativo. Contribuyen a forjar los procesos sentimentales interiores la MEMORIA, la IMAGINACIÓN y la CONECTIVA O FUNCIÓN VINCULAR en todo aquello que tiene relación con el pensamiento.

Podemos definir genéticamente los sentimientos como energías síquicas complejas, de poca intensidad, pero duración prolongada, con tendencia o rechazo hacia algo intuitiva o racionalmente evaluado como verdadero o falso, creíble o increíble, digno de confianza o desconfianza. Los sentimientos incitan a pensar, razonar, emitir juicios sobre personas, cosas, circunstancias y situaciones familiares, sociales, culturales…, y, a su vez, estas pueden modificar los sentimientos. Son integrados y asumidos en la sicosomatización de la consciencia potestativa, adquiriendo dirección y sentido por medio de las ESTRUCTURAS Y OPERADORES GENÉTICOS que activan transcendentalmente a la facultad intelectiva, o quedando a la deriva por la inmersión egotizadora que la persona puede hacer de su consciencia potestativa en las funciones sicosomáticas. Podemos detectar el origen, la forma y la clase de nuestros sentimientos dependiendo de las sensaciones ocasionadas, por ejemplo, por un acto o hecho religioso, por la contemplación de una obra de ARTE, por una acción heroica, por la presencia de un amigo, o por estados personales causados por limitaciones, equivocaciones, logros, buenas acciones, o por comportamientos no deseables. Podrían darse, así, sentimientos positivos o negativos, transcendentes o egotizantes, de carácter personal como la sensación de humildad, de generosidad, de orgullo, de vanidad, o también de carácter altruista y proyectivo, como la sensación de amor, de compasión, de envidia o de antipatía.

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