CONECTIVA O FUNCIÓN VINCULAR
CONECTIVA O FUNCIÓN VINCULAR: F. Rielo denomina conectiva o función vincular a aquella función sicosomática de la facultad unitiva encargada de unificar subconsciencialmente el contenido de las funciones sicosomáticas y sicoorgánicas de las facultades; esto es, los contenidos de la razón, DESEO e INTENCIÓN, de la memoria e imaginación, de los SENTIMIENTOS, EMOCIONES Y PASIONES , incluyendo asimismo el contenido instintivo, sensorial y estimúlico. La conectiva equivale, de algún modo, a lo que tradicionalmente se ha llamado ‘facultad estimativa’ y ‘sentido común’.
La conectiva es, pues, la raíz común de todas las funciones sicosomáticas subsumentes: memoria, imaginación, sentimientos, emociones, pasiones; y de la sensorialidad interna y externa, de la estimulidad y de la instintivación. El ser humano comparte con los VIVIENTES NO PERSONALES esta función sicosomática con sus funciones subsumentes. Por encima de esta función, están las funciones sicosomáticas asumentes: la razón, el DESEO y la INTENCIÓN, que, a su vez, están por debajo de la INTUICIÓN, FRUICIÓN y libertad, que son las funciones sicoespirituales. Es a modo de una subfacultad que, a nivel subconsciencial, verifica la homeostasis de las funciones sicosomáticas.
Sin la función vincular, no habría interacción entre las diversas funciones; la disgregación, la disociación, la fragmentación, serían la norma en tal grado que la consciencia potestativa proyectada en las facultades no podría ejercer su actividad propia. Nuestro conocimiento se presentaría disgregado a merced de unos SENTIDOS EXTERNOS E INTERNOS , de unos instintos y pulsiones, de una memoria y de una imaginación, y de los demás factores sicosomáticos, que, cerrados en sí mismos, no tendrían la posibilidad de recibir la unidad, la dirección y el sentido de la consciencia potestativa. La homeostasis que ejerce esta función vincular se verifica:
en el ensueño, con el que el ser humano intenta, subconscientemente, satisfacer sus razonamientos, deseos e intenciones, por medio de la compensación que le ofrecen, sobre todo, la MEMORIA y la IMAGINACIÓN ;
en la divagación, con la que el ser humano intenta, subconscientemente, evadirse o liberarse de tensiones sicológicas, dejándose llevar de la facilidad en el hablar o en el escribir sin un propósito aparente;
en el sueño, con el que el ser humano intenta, subconscientemente (Véase Subconsciencia), hacer una descarga sicosomática, provocada:
c1) por estímulos internos, como la tensión orgánica o síquica, el dolor o cualquier otro factor que altere el equilibrio del organismo;
c2) por estímulos externos, como el ruido, el frío, la presión atmosférica, el olor, etc.
Debemos tener en cuenta que en el ensueño y en la divagación puede intervenir la consciencia, aunque dominando los estados de SUBCONSCIENCIA ; sin embargo, en el sueño no interviene la consciencia en orden a dirigir las asociaciones que, arbitrarias, establece la imaginación con la memoria. El sueño sigue, dentro de las disfunciones y trastornos de orden síquico, moral y orgánico, su propia sintaxis o sus propias leyes en función de una relativa tendencia al equilibrio u homeostasis sicosomática, mediante compensaciones y mecanismos de defensa. La conectiva o función vincular ofrece la complejidad del material sicosomático, abierto a una facultad unitiva que posee el ejercicio de una libertad que, síntesis de la advertencia intelectiva y del consentimiento volitivo, está formada por la consciencia potestativa.
Entenderemos, con un ejemplo, la importancia de la conectiva o función vincular. Cuando estamos delante de una mesa, la vemos y la tocamos, pueden producirse múltiples sensaciones positivas, negativas o una mezcla de ambas, correspondientes a los SENTIDOS EXTERNOS E INTERNOS y a las funciones sicosomáticas de las facultades. Tenemos, de este modo, los siguientes niveles interactivos:
la unión de los fenómenos sensoriales, producidos por los sentidos —como el color, el tamaño, la rugosidad, el frío o el calor, el material detectado al tocar y al oír golpeando con los nudillos de los dedos—, que nos proporciona una imagen sensorial compleja, que es al mismo tiempo visual, táctil, auditiva, kinestésica;
la unión de la imaginación y la memoria, que nos puede hacer comparar la mesa con otras mesas ya vistas y añadir y combinar, a la vez, nuevos elementos a nuestro gusto;
la unión de los estímulos, instintos y sicomotivaciones, que nos instiga a sentarnos o alejarnos de la mesa, a aprehender la comodidad o la incomodidad, la aceptación o el rechazo, y, con ello, sentimos la motivación subconsciencial aprobatoria porque nos gusta o la contramotivación de deshacernos de ella porque nos desagrada;
la unión de los sentimientos, emociones y pasiones, que nos evocan la grata compañía de un ser querido en torno a la mesa o, al contrario, la impresión de intensa antipatía hacia una persona que se portó MAL con nosotros o nos trae malos recuerdos;
la unión de pensamientos, deseos e intenciones, que nos llevan a proyectar, contemplando la mesa, el cambio de muebles en la habitación o completar el decorado con el objeto de que nos sintamos en un marco agradable de convivencia, etc., etc.
La conectiva o función vincular no solo hace la síntesis subconsciencial de las sensaciones, que constituyen el fenómeno sicosomático de menor nivel y la primera forma de adaptación, informándonos de forma general de lo que ocurre fuera y dentro de nosotros por medio de los SENTIDOS EXTERNOS E INTERNOS. También hace la síntesis, a nivel subconsciencial de la memoria y de la imaginación; de los sentimientos, emociones y pasiones; de la razón, del DESEO y de la INTENCIÓN. La conectiva intencional y pasional hace, por tanto, la síntesis de la memoria racional y sentimental, y de la imaginación desiderativa y emocional. Por ejemplo, en el hecho de saludar a un amigo, la conectiva hace la síntesis sensorial por la que distinguimos físicamente a esta persona: sabemos quién es, su aspecto, cómo va vestida, si está cansado, preocupado o alegre, etc. La conectiva hace asimismo la síntesis de los recuerdos, sentimientos, emociones, que pasan por nosotros al ver a nuestro amigo. Todo ello la conectiva lo hace a un nivel de subconsciencia concomitantemente con la actuación implícita o explícita de la consciencia potestativa.
No podría darse la interacción, a nivel subconsciencial, de todas estas funciones sicosomáticas del proceso del conocimiento sin la conectiva o función vincular, que ordena y estructura la enorme complejidad de los procesos homeostáticos dentro de una sintaxis y una lógica subconscienciales con el objeto de facilitar el conocimiento ontológico de una consciencia potestativa que se proyecta en las facultades con sus FUNCIONES SICOESPIRITUALES Y SICOSOMÁTICAS .
No obstante, toda esta interactividad sicosomática y subconsciencial solo puede entenderse de una forma ordenada bajo el condominium (Véase CONDOMINIO MÍSTICO) de una consciencia potestativa que, proyectándose en la facultad unitiva, y con ella en la inteligencia y en la voluntad, da dirección y sentido a las funciones que cumple, dentro de la facultad unitiva, la conectiva o función vincular.
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