APOLOGÉTICA FORENSE

De Escuela idente

APOLOGÉTICA FORENSE: ¿Hasta qué punto, el quehacer teológico del fundador de la Escuela Idente, no está dominado y condicionado por la denominada por él ‘apologética forense’? – Sí lo está; sanamente condicionado por la denominada ‘apologética forense’, entendida esta como compromiso primordial de evangelización y acción misionera, especialmente con dedicación a la juventud en crisis de fe y valores, y al diálogo con los intelectuales.

La Apologética forense nos debe incitar a la reflexión sobre el modo de vivencia y transmisión de la fe cristiana, en la centralidad y periferia de la Iglesia, en diálogo ecuménico y espíritu de amistad entre personas y pueblos. Si la Apologética en general es la ciencia que tiene como objeto el estudio de los argumentos apropiados para defensa sistemática de la fe, especialmente frente a los ataques de los contrarios, la Apologética forense es «un debate público —foro [universitario, cultural, religioso, humanista]— acerca de los asuntos de mayor interés sobre la fe buscando el criterio de credibilidad y todo lo que de él deriva. Lo forense, en este sentido, tiene la característica de exposición en un foro, ante un auditorio o asamblea que interviene, activamente, en el debate con argumentos de acusación y defensa de la persona de Cristo y su mensaje como tal»[1]. De este modo, «La Apologética forense intenta subrayar los valores de los argumentos positivos a favor de Cristo frente a las diversas objeciones —filosóficas, religiosas, políticas, sicológicas, sociológicas, morales— propuestas por ese mismo foro. Hay personas que, por causas muy complejas, pueden no creer en Dios o en la Iglesia; entre ellas, hay que tener en cuenta los supuestos conductuales, la formación ideológica, el fracaso ante la vida, el MAL y el sufrimiento del mundo, la experiencia en situaciones de injusticia y adversidad, el MAL ejemplo de los creyentes, e, incluso, el escaso valor de algunos argumentos teológicos o filosóficos en el curso de la historia»[2].

La Apologética forense nos introduce de lleno en la geneticidad del espíritu humano, y solo desde su desarrollo vital podemos entenderlo. Del mismo modo que nuestro organismo posee, biológicamente, su genoma (Véase Gene), también nuestro espíritu creado lo posee ontológica o místicamente[3].

Esta es la empresa que se deriva de la misión de Cristo, que no es la de promoción de bienes materiales y prestación de servicios con el objetivo de satisfacer las necesidades de una comunidad, apoyándose en el beneficio comercial. La empresa de Cristo tiene una visión apologética mucho más amplia e integradora. Su objetivo es incrementar y llevar a su plenitud la riqueza imperecedera del ser humano. Esta empresa está constituida por la comunidad de personas que, teniendo a disposición el mayor patrimonio espiritual, la vivencia y el testimonio del Evangelio, pueden gestionarlo y ponerlo al servicio de todos.

La Apologética forense trata de defender la figura del Fundador del cristianismo acudiendo a lo fundamental, a la esencia de su mensaje. Para ello, debemos partir de un hombre que se presenta como Dios y de un Dios que se presenta como hombre. La figura de Cristo se nos revela como persona divina que asume, encarnándose, una naturaleza humana. Es, por tanto, verdadero Dios y verdadero hombre. Y así debe ser aceptado, por lo menos como hipótesis de reflexión y de trabajo por todos, sin prejuicios, sin condicionamientos de orden sicológico, religioso o ideológico.

No podemos acentuar en Cristo la divinidad de tal manera que nos olvidemos de su humanidad como hace el docetismo gnóstico, y tampoco debemos quedarnos con su humanidad de tal manera que nos olvidemos de su divinidad como hace el racionalismo teológico. Si Dios, bajo la razón de hombre, no siente las limitaciones físicas, la muerte, el MAL, la inmensa debilidad del ser humano, ¿qué puede entonces decirnos de nuestra doliente humanidad? Si Dios no nos otorga su gracia para superar las pruebas de la vida, y tampoco nos da conciencia de ello, ¿qué podemos hacer los seres humanos sino intentar evadirnos y justificar nuestra existencial impotencia? Pero, si Dios está dispuesto a hacerse hombre, a otorgarnos la gracia y a decirnos cuál debe ser nuestra disposición para que con Él podamos verificar nuestro destino, la responsabilidad de comunicarnos con Él, de seguirle, de hacernos con su mensaje y de compartirlo todo con los demás, es totalmente nuestra. ¿Qué excusa podemos ponerle?

1_.- ¿Qué pretende, en resumen, la Apología Forense_? – Hacer realidad un gran esfuerzo intelectual para sentar a Cristo en todas las Cátedras y fundamentar un ECUMENISMO ontológico y metafísico…

El fundador de la Escuela Idente quiere ‘sentar’ a Cristo en la cátedra del pensamiento humano: «Yo me he pasado estudiando, meditando en las ciencias filosóficas, teológicas, e incluso en las ciencias físicas y matemáticas, en las mismas ciencias políticas, sociológicas, solo con un pensamiento: Cristo yo solo me propongo y me puedo proponer una sola cosa para Ti; que me digas cuál es la verdad para poderla trasmitir. Que yo te pueda sentar a Ti, allí donde te han echado los filósofos de este mundo. Tú eres el Doctor. Eres el premio Nobel por antonomasia. Tú tienes que estar sentado como el pensador del mundo, no solo como el Redentor del mundo. (…). No podemos ir siempre a Ti para emplearte solo en invocaciones humanas utilitaristas o para que me ayudes en esta u otra necesidad»[4].

Esto comporta un paso más: con su CONCEPCIÓN GENÉTICA DEL PRINCIPIO DE RELACIÓN , o SER+, nuestro autor pone, a nivel intelectual formado por la CREENCIA, las bases sólidas de un ECUMENISMO metafísico y ontológico: «No se trata, en este caso, de un ECUMENISMO religioso, pretendido actualmente por las iglesias cristianas. Mi sistema se refiere, más bien, a un ECUMENISMO metafísico y ontológico, dado que el primer ámbito de mi CONCEPCIÓN GENÉTICA DEL PRINCIPIO DE RELACIÓN puede ser aceptado, sin el dato de la infusa fe teologal, por la inteligencia humana. Este es, para mí, el fundamento cultural para un ECUMENISMO religioso, no solo entre iglesias cristianas, sino también entre todos los credos. La raíz de esta ecumene, aportada por mi CONCEPCIÓN GENÉTICA DEL PRINCIPIO DE RELACIÓN , es, cuando menos, la BINIDAD de dos seres personales en INMANENTE COMPLEMENTARIEDAD INTRÍNSECA »[^5].

En cualquier caso, esta concepción genética de Rielo no pretende ser una forma de abstracción o de IDEOLOGIZACIÓN: «Nunca he tenido la experiencia de un Dios abstracto (Véase ABSTRACTISMO), universal o teórico. Mi experiencia personal es, con origen en el Padre, de las tres personas divinas que, aunque realmente distintas, se me presentan, al mismo tiempo, congenéticas; esto es, unum metaphysicum por naturaleza. La CONCIENCIA FILIAL en relación al Padre es de tal modo que me tiene también marcada una conciencia fraterna con Cristo y una conciencia que, inflamada por el fuego divino del Espíritu Santo, incrementa incesantemente mi estado filial con el Padre y, a la vez, fraterno con el Hijo»[5].

2_.- ¿Ni teocentrismo ni antropocentrismo, sino movimiento ‘TEANTRÓPICO’, con Jesucristo? –_ Para comprender mejor lo anterior, F. Rielo se atreve a exponer que ha habido, en la historia del pensamiento, como tres grandes periodos ‘entrecruzados, más que consecutivos, y teniendo en cuenta que el tercer periodo es el que hace la ‘transcendental síntesis’ envolviendo toda la riqueza que pudieran comportar los demás periodos:

a)    El primer periodo sería el TEOCÉNTRICO , hasta Descartes, donde el MONOTEÍSMO unipersonalista ha tenido la primacía, refrendado por filosofías con vocación metafísica.

b)    El segundo periodo sería el ANTROPOCÉNTRICO , a partir de Descartes, en el que el hombre, centro del pensamiento, ha incurrido en el vacío caótico de las distintas filosofías sin metafísica: idealismos, materialismos, fenomenología, existencialismos, estructuralismo…

c)    El tercer periodo sería el TEANTRÓPICO , con el “SER+, donde la acción de Dios en el ser humano-con el ser humano, es el pensar y el actuar decisivo de una historia divino-humana que tiene a Cristo, persona divina encarnada, como plenitud del camino, de la verdad y de la vida.

En resumen, la CONCEPCIÓN GENÉTICA DEL PRINCIPIO DE RELACIÓN, a nivel intelectual y revelado, nos ofrece la pauta de que Cristo es el modelo real por excelencia que, revelándose Hijo del Padre y dador del Espíritu Santo, nos desvela con sus dos naturalezas, divina y humana, en su persona, la suprema expresión de un movimiento TEANTRÓPICO del que Él es Supremo Maestro.

De otra manera expresado, y en resumen[6], F. Rielo afirma que ha habido en la historia del pensamiento dos grandes periodos (TEOCÉNTRICO y ANTROPOCÉNTRICO) y que quizás nos encontremos en los albores de un tercer período teantropocéntrico, TEANTRÓPICO o teándrico, con el pensamiento rieliano, que tiene como paradigma la CONCEPCIÓN GENÉTICA DEL PRINCIPIO DE RELACIÓN en conformidad con los dos niveles: intelectual o ecuménico y revelado o cristológico. Cristo es, por otra parte, la plenitud del modelo: el modelo real por excelencia que, revelándose Hijo del Padre y dador del Espíritu Santo, a su vez nos revela con sus dos naturalezas, divina y humana, en su persona divina, la suprema expresión de un movimiento TEANTRÓPICO del que Él es Supremo Maestro que nos enseña en el Espíritu Santo que Él es el camino, la verdad y la vida hacia un Padre del que nos dice: “Sed perfectos, sed misericordiosos, sed justos, sed santos, como vuestro Padre celestial es perfecto, misericordioso, justo, santo”.

La teantropía es, para el pensamiento rieliano, la historia de la acción ad extra de las personas divinas en la persona humana con la persona humana; esto es, el ser humano, supuesta su creación, ha quedado elevado al mayor rango posible: mística u ontológica DEIDAD de la divina o metafísica DEIDAD; de aquí, la confirmación escrituraria de Cristo: «¿No está escrito en vuestra Ley: ‘Yo he dicho: dioses sois’?» (Jn 10, 34). El ser humano es, en este sentido, el homo mysticus, el alter Christus, alter Deus, en el que, roto el síndrome autista de su propia identidad, se comunica con sus semejantes con la misma comunicación de amor que se tiene con las personas divinas: este es su modelo de actuación, de creatividad y de existencial vivencia.

Esta experiencia vital, no matematizable, incomparablemente más amplia y rica que toda experiencia sensible o sensorial, es la que siendo deificada por las personas divinas, nos deifica en un amor creacional que se proyecta, como afirma F. Rielo, en la concepción mística de todas las ciencias del hombre, sobre todo, en una concepción genética de la ontología con supuesto en una concepción genética de la metafísica.

Cristo, camino, verdad y vida, es, para nuestro autor, el Metafísico por excelencia. San Pablo amonesta el partidismo de que unos sean de Pablo, otros de Apolo, otros de Cefas (1Cor 1,12), ¿no habría que decir lo mismo de las adscripciones del pensamiento cristiano cuando este se aferra, con carácter de exclusividad, a una determinada metafísica que no sea la de Cristo como el más grande Metafísico de la Historia? Quizás, por ello, sean válidas aquellas palabras de Ortega y Gasset cuando, con razón, se lamenta de la falta de originalidad de la filosofía cristiana: «La verdad —afirma Ortega— es que lo que hubiera sido la auténtica y original filosofía cristiana ha quedado nonato, y con ello ha perdido la humanidad una de sus más altas posibilidades»[7].

3_.- ¿Se puede entender que F. Rielo se entregó en manos de otras confesiones cristianas y de otras religiones, ante la cierta incomprensión católica? –_ En absoluto realizó una ‘deserción’ en cuanto, fiel a Jesucristo el Metafísico por excelencia, siempre desarrolló un doble movimiento: por un lado, un ECUMENISMO ontológico, buscando las semillas de Verdad de Jesucristo en otras religiones, culturas y confesiones; y, por otro lado, abriendo e invitando, a dichas religiones, culturas y confesiones, a la búsqueda y encuentro de la Verdad Absoluta y Plena revelada y católica. Así se expresa él mismo[8] : «El ECUMENISMO es concebido por mí en sentido espiritual, cultural y científico: el espiritual puede manifestarse en un ECUMENISMO en sentido estricto de la Iglesia Católica con las Iglesias cristianas no católicas, y un ECUMENISMO en sentido amplio, que se dirige también al judaísmo, al islamismo y a otras religiones del mundo; el ECUMENISMO cultural se refiere al diálogo abierto entre todas las culturas; y el ECUMENISMO científico se refiere a la relación comunicativa e interactiva entre todas las ciencias».



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  1. F. Rielo, El criterio de credibilidad, ob. cit., 13s.
  2. Ibid., 14.
  3. Benedicto XVI utiliza también este término propio de la biología: «El ser humano lleva en su “genoma” la huella profunda de la TRINIDAD, de Dios-Amor» (Ángelus, 7 de junio de 2009). El genoma ontológico o místico es la codificación de los atributos, virtudes y valores infundidos por la DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA del Absoluto en el espíritu humano: verdad, bien, hermosura, amor, justicia, fortaleza, perfectibilidad, transcendencia, socialidad, solidaridad…
  4. F. Rielo, Manuscrito inédito, Roma, 2-VI-1973.
  5. Ibid., 128.
  6. Cfr. J.M. López Sevillano, Las claves del pensamiento metafísico de Fernando Rielo. El reto presente de las nuevas generaciones, Nueva York, septiembre de 2000.
  7. J. Ortega y Gasset, La idea de principio en Leibniz, 19, Obras completas, t. VIII, 167.
  8. F. Rielo, Concepción genética del método. Propedéutica, Nueva York, 2002 (Inédito).