Diferencia entre revisiones de «ESPÍRITU SANTO»

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Revisión actual - 10:54 21 sep 2024

ESPÍRITU SANTO: ¿Por qué afirma F. Rielo que el Espíritu Santo es, a nivel racional, un excedente metafísico? – Partimos de la experiencia: todo se constituye en relación; no existe nada que no esté en relación, ya que la irrelación es la esencia de la nada absoluta, que no existe. La concepción genética del principio de relación , roto el seudoprincipio de IDENTIDAD , elevada la relación a absoluto y remontándonos sobre el campo fenoménico, obtenemos que la relación tiene que ser necesariamente constituida por dos términos: no menos de dos, pues un solo término no constituye ninguna relación, incurriéndose en el SEUDOPRINCIPIO DE IDENTIDAD ´relación es relación’; no más de dos, pues un tercer término es un excedente racional (Véase EXCEDENTE METAFÍSICO) a la simplicidad absoluta del modelo genético (Véase MODELO ABSOLUTO O MODELO GENÉTICO). Este es el modelo absoluto a nivel dianoético o de una razón credencial (o formada por la CREENCIA). Los dos términos de la relación son seres singulares constituyendo única ESSEIDAD , y tienen que ser personas pues la persona es la suprema expresión del ser.

Hay que tener en cuenta, por otra parte, que el modelo genético es sujeto absoluto con su acto también absoluto; si es ACTO ABSOLUTO, no puede haber en el modelo nada que sea pasivo. El ACTO ABSOLUTO está constituido, a nivel DIANOÉTICO , por la INMANENTE COMPLEMENTARIEDAD INTRÍNSECA de la acción agente de con la acción receptiva de . Este modelo absoluto, a nivel dianoético, donde aparece el Espíritu Santo como excedente metafísico, es completo, consistente y decidible a nivel de suficiencia, pero no a nivel de SATISFACIBILIDAD . Veamos por qué.

a)    Existe indicio racional de que la geneticidad no se agota en la generación a nivel DIANOÉTICO, pues daría lugar a un sospechoso generacionismo.

b)    La ingenitud de es activa y queda sin respuesta a nivel dianoético, a no ser que se identifique con el origen generante.

c)    El ingenerante de es activo y queda sin respuesta también a nivel dianoético, a no ser que se identifique con el fin engendrado.

Por tanto, el modelo genético, a nivel dianoético, posee razón de suficiencia, pero no satisface, racionalmente, la ingenitud activa de ni el ingenerante activo de . Tampoco nos dice que Cristo sea el Hijo o ; este hecho pertenece a la revelación histórica. Si Cristo se manifiesta como Hijo de Dios, Verbo Encarnado, su aceptación por el hombre pertenece, no a la razón creyente, sino a la razón fiducial, y, por tanto, a la revelación: la prueba definitiva de su divinidad fue, como nos atestigua san Pablo, su propia resurrección. Hay indicios racionales de la divinidad de Cristo, puesto que la razón no es cerrada (‘razón es razón’): la INTUICIÓN es guiada por la CREENCIA abriendo, genéticamente, la razón al absoluto. De todos modos, la razón credencial no puede darnos metafísicamente evidencia de la divinidad de Cristo. Para el creyente cristiano, el del modelo, efectivamente, es Cristo porque la revelación por Cristo de su divinidad a la razón fiducial coincide con el modelo genético.

A partir de la fe en la revelación de Cristo, en el nivel HIPERNOÉTICO , se abren nuevos campos a la metafísica y teología genéticas que no eran satisfechos por el modelo genético a nivel dianoético. Este campo es abierto por Cristo con la revelación de que Él mismo es y la revelación de nueva persona divina [] que denomina ‘Espíritu Santo’. Cristo se revela, de este modo, como el metafísico por excelencia, y, por tanto, la metafísica genética es, para el bautizado, específicamente cristiana; para el no cristiano, es solamente racional o dianoética, pero abierta al nivel HIPERNOÉTICO. El desarrollo del modelo genético supone, pues, dos niveles: el dianoético y el HIPERNOÉTICO. Este último envuelve al primero y lo lleva a su plenitud. De aquí, que el cristiano pueda servirse apologéticamente de una metafísica específicamente cristiana, sin necesidad de recurrir a filosofías foráneas[1], para dar testimonio de su fe, contando con las Sagradas Escrituras.

¿Qué funciones cumple , Espíritu Santo, en el modelo genético? – Si pasamos al nivel HIPERNOÉTICO, Cristo revela un tercer término [], Espíritu Santo, que, a nivel dianoético, es EXCEDENTE METAFÍSICO; por tanto, extrarracional[2]. Hemos visto algunos indicios que nos dan idea de esta insatisfacibilidad: [] es ingénito y es ingenerante. La ingenitud activa de y el ingenerante activo de , aplicando el método genético (origen sintaxis y réplica), no tienen réplica. es réplica de sub ratione definitionis o sub ratione generationis, no sub ratione ingenitudinis activae; no puede ser réplica del ingenerante activo de porque es precisamente generante. Solo un tercer término revelado [] podría cumplir las funciones de insatisfacibilidad del nivel dianoético; en este caso, de la ingenitud activa de con el ingenerante activo de , siendo ingénito replicativo e ingenerante replicativo. aparece, de este modo, en el nivel dianoético de la metafísica por las funciones que cumple en el modelo. Cuando Cristo revela al Espíritu Santo como persona divina, no está revelando ningún absurdo porque, cuando menos, cumple esas funciones en el modelo genético. no es irracional, sino el transracional que satisface, en virtud de la revelación, el nivel dianoético de la metafísica y de la teología. En resumen: en el modelo absoluto, a nivel dianoético, tenemos que es acción agente y es acción recepetiva o replicativa porque el modelo queda clausurado en grado de suficiencia; en este nivel dianoético, la acción receptiva y la acción replicativa coinciden, esto es, son la misma acción diferente de la acción agente: las dos acciones, agente y receptiva o replicativa, constituyen el ACTO ABSOLUTO o Santísima BINIDAD (Véase BINIDAD). En el modelo absoluto, a nivel HIPERNOÉTICO, tenemos que es acción agente, es acción receptiva, y es acción replicativa, cumpliéndose, CIRCUNLÓGESIS , toda la geneticidad de la acción agente de , acción receptiva de y acción replicativa de , constituyendo único ACTO ABSOLUTO o Santísima Trinidad, quedando, de este modo, el modelo absoluto sellado o clausurado en grado de SATISFACIBILIDAD .



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  1. Esto no quiere decir que el lenguaje metafísico y teológico no pueda emplear aportaciones que, de diferentes modos, se encuentran en otras filosofías; como ya se expuso, no existe, fuera del modelo absoluto, verdad absoluta ni error absoluto. Lo que hace la metafísica genética es, reconociendo lo que de positivo se encierra en los sistemas filosóficos, en las religiones y en las culturas, romper la identidad que se halla inscrita en sus respectivos modelos, y hacer resaltar los absurdos que de estos se siguen, con el objeto de abrir el campo de diálogo a la CONCEPCIÓN GENÉTICA DEL PRINCIPIO DE RELACIÓN: Santísima Trinidad pasando por la Santísima BINIDAD. Según Rielo, Cristo corrobora esta Santísima BINIDAD: «El Padre y yo somos uno» (Jn 10,30), «El Padre está en mí y yo en el Padre» (Jn 10,38), despejando el campo a la revelación del Espíritu Santo.
  2. El término ‘extrarracional’ no significa, para Rielo, ‘irracional’ o ‘arracional’, sino “excedente racional”. El dato revelado no es irracional a la razón, sino que, no pudiéndolo alcanzar por sí misma, es dado por gracia a la razón para objeto de sí misma. En este sentido, la razón credencial, sabiéndose libre, es iluminada, elevada y transformada por la revelación.