UNIDAD DE VIVENCIA

De Escuela idente
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UNIDAD DE VIVENCIA: La unidad de vivencia es la constante formal de las ciencias experienciales , encontrando su definición en la actuación de la DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA del sujeto absoluto en el ser humano con el ser humano. Esta constante formal metodológica, definiendo místicamente al hombre, define también la historia humana; por tanto, su ARTE, su pensamiento, su ciencia, su cultura. Las ciencias del espíritu adquieren, de esta suerte, la denominación de ciencias místicas o genéticas: concepción mística o genética de la epistemología, de la ética, de la estética, de la antropología, de la sociología, de la sicología, del derecho, de la pedagogía, de la sicopedagogía, de la sicoética , de la bioética… y todas las demás ciencias que tienen como objeto mediato o inmediato las innúmeras dimensiones (Véase Niveles, Ámbitos y dimensiones) en que se presenta el ser y la vida del espíritu humano. Ello se debe a que las ciencias experienciales o ciencias del espíritu tienen el supuesto de una ontología o mística que, lejos de incurrir en un antropocentrismo ingenuo propugnado por la experiencia cuantificacional, se adentra en el hondo misterio que, abierto al infinito, le ofrece una antropología constitutivamente deificada que da razón de todas las dimensiones del hombre. Esta mística DEIFICACIÓN, deificatio (Véase DEIFICACIÓN) de los padres latinos y θείωσις [theiosis] de los padres griegos, fue defendida por san Atanasio y, de un modo especial, por san Agustín al afirmar Factus est Deus homo, ut homo fieret Deus [Dios se hizo hombre para que el hombre se hiciese Dios].

Están, por otra parte, unidas en la vivencia la DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA del modelo y la consciencia ontológica o potestativa del ser humano. El fundador de la Escuela Idente denomina a este hecho unidad de vivencia, que tiene su límite formal en la finita experiencia humana y su límite transcendental en la apertura de la vivencia humana a la infinitud de la vivencia metafísica del modelo por un sujeto absoluto constituido por personas divinas. Esta unidad de vivencia es la constante formal del método. Pero esta constante formal debe ser activada por la DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA como PRINCIPIO ACTUAL y epistémico (Véase PRINCIPIO ABSOLUTO O METAFÍSICO). Ello significa que la divina presencia del modelo en el espíritu humano constituye la consciencia ontológica y determina, con la respuesta activa del propio ser humano, la forma de conocimiento y la dirección y el sentido de toda otra presencia.

La consciencia potestativa genetiza transcendentalmente la percepción comunicativa de nuestra POTENCIA DE UNIÓN, hasta tal extremo que capacita a esta para una unidad de vivencia consistente en la relación de un definiens, acción agente de la DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA del modelo absoluto, en un definiendum o acción receptiva de la POTENCIA DE UNIÓN de nuestro espíritu transcendentalmente genetizado. La unidad de vivencia no se mide, de este modo, por la cantidad de experiencia, ni de conocimiento, ni de sentimiento, ni de DESEO, ni de afecto, ni de INTENCIÓN, ni de pasión; no se mide por la relación del ser humano consigo mismo, ni siquiera por la relación con los demás seres humanos, ni menos por la relación con la naturaleza o con otra cosa que no sea la mejor forma de relación con el modelo absoluto. Esta mejor forma de relación es, no la que se puede medir, sino la que puede ser definida (Véase Definición) y, a su vez, definir consistentemente todas las demás relaciones que puede establecer el ser humano.

La VIVIENTE DEFINICIÓN TRANSCENDENTAL no es, por otra parte, estática, inmóvil; sino más bien, es definición activa, potenciativa e incrementativa. No es cualquier definición o cualquier forma de definición, sino la mejor definición posible. ¿Qué definición podemos dar a la unidad de vivencia sino la de la viviente relación de la acción agente del modelo absoluto con la viviente acción receptiva de la consciencia potestativa del ser humano? La unidad de vivencia es, por esta causa, tanto mayor cuanto mayor sea la disponibilidad de la acción receptiva de nuestro espíritu a la acción agente de un modelo absoluto que nos es constitutivamente presente y nos invita a convivir ontológica o místicamente en esta relación. La ontológica o mística unidad de vivencia de la persona humana es, supuesta la libre creación de esta por el modelo absoluto, definida por la metafísica unidad de vivencia de las personas divinas entre sí, que constituyen única unidad de vida absoluta.

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