ONTOLOGÍA, Concepción genética de la

De Escuela idente

ONTOLOGÍA, Concepción genética de la: La ontología halla su razón en la actuación ad extra del sujeto absoluto en el ser humano con el ser humano. La metafísica trata el modelo absoluto ad intra, mientras que la ontología trata el “ONTOS”: estado de ser, acto de ser, forma de ser, razón de ser y PLENITUD DE SER del espíritu creado en virtud de la DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA del ACTO ABSOLUTO ad extra que lo inhabita. Al elevar la MÍSTICA a ontología, los dos términos se convierten en sinónimos, aplicados al ser humano. Por eso, los adjetivos derivados “metafísico” es sinónimo de “divino” y “ontológico” es sinónimo de “místico”. Pueden entenderse así expresiones rielianas como “mística u ontológica deidad de la (Véase Del/de la) divina o metafísica DEIDAD”.

El carácter abierto ad intra del metafísico axioma absoluto , siendo también por su misma naturaleza abierto ad extra, establece el carácter GENÉTICO de una ontología que, formada por la metafísica, tiene por objeto específico la DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA del sujeto absoluto en un ser personal que, aunque creado de su nada singular, queda definido intrínsecamente por el axioma absoluto. Entre la metafísica y la ontología no hay paso; antes bien, para que exista la ontología, se requiere el acto creador. De no admitirse el acto creador, habríase introducido el absurdo panteísta.

1.- ¿Por qué hace diferencia F. Rielo entre metafísica y ontología apartándose de las concepciones tradicionales? – Así se expresa con claridad: «La metafísica es la ciencia que estudia la revelación del axioma absoluto[1] por el propio axioma absoluto a la inteligencia humana. La ontología o mística es la ciencia que, con fundamento en la metafísica, estudia la experiencia revelada de un espíritu personal creado que, inhabitado por la DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA, es unido inmediatamente con la Santísima Trinidad por la propia Santísima Trinidad»[2]. La metafísica y la ontología son, entonces, ciencias distintas. La metafísica se refiere siempre al sujeto absoluto ad intra; la ontología , sin embargo, halla su razón en la actuación ad extra del sujeto absoluto en el ser humano con el ser humano.

No solo la ontología halla su fundamento en la metafísica, sino también —aunque no sin la ontología— las ciencias del espíritu: «La imagen y semejanza que somos en relación con la Santísima Trinidad, significada por la divina presencia constitutiva en nuestro espíritu, es, supuesta mi concepción genética de la metafísica, el fundamento de la ontología del ser humano; por tanto, de la gnoseología, de la lógica, de la moral, de la sociología y, en general, de las llamadas ciencias del hombre. Si mi metafísica es la CONCEPCIÓN GENÉTICA DEL PRINCIPIO DE RELACIÓN , este será el paradigma que, haciendo posible las ciencias humanas, las hace, a su vez, comunicables con la metafísica; si con la metafísica, también entre sí. Esta comunicabilidad es la forma de apertura que tiene por supuesto la CONCEPCIÓN GENÉTICA DEL PRINCIPIO DE RELACIÓN»[3].

Las ciencias del espíritu poseen, de este modo, carácter ontológico o místico. Las tres ciencias primordiales son las que nuestro autor estableciera ya de antiguo: la metafísica, la ontología o mística y la gnoseología. Las demás ciencias las suponen hallando su función en ellas. Todas las ciencias, incluidas también la ontología o mística y la gnoseología, se remiten, pues, a la metafísica por constituir esta la primacía absoluta. La metafísica, por último, proporciona el soporte transcendental a las ciencias de la naturaleza o ciencias experimentales: «Mi concepción genética de la metafísica puede dar soporte transcendental a todas las ciencias, pero estas tienen su campo propio, de tal modo que resultan, para mí, pequeñas ciencias que, con sus propias leyes y fenómenos, versan, sin oponerse a Dios, sobre lo que no es Dios. Puede decirse, por otra parte, que, a pesar de los miles de años que pasen por estas ciencias, nunca se podrá adquirir una visión absoluta de sus objetos»[4]. Solamente las personas divinas poseen la ciencia absoluta[5], esto es, visión absoluta del sujeto absoluto y de lo que no es el sujeto absoluto.

El MODELO ABSOLUTO O MODELO GENÉTICO inicia una nueva metafísica; y como tal, un nuevo lenguaje y una nueva forma de expresión, alejándose de la metafísica tradicional (griega, escolástica, alemana). Cualquier campo o período que comienza en la historia del pensamiento o de la ciencia es difícil de asimilar al principio en virtud de la inercia que siguen los sistemas, las formas de estudio o de pensar, donde intervienen, entre otros factores, el prejuicio educacional y académico. Hay que considerar que el lenguaje de la metafísica genética no es un lenguaje hermético e incomprensible QUOAD SE , sino QUOAD NOS. Si lo es QUOAD NOS , al especialista en filosofía le toca estudiar y desentrañar los textos para comprender, asimilar y dar a entender su contenido. Ejemplo del lenguaje críptico lo tenemos en los grandes filósofos: han pasado ya 24 siglos y el sistema de Aristóteles está aún sometido a diversas interpretaciones; lo mismo ocurre en la filosofía más reciente con Hegel, o contemporáneamente con nuestro Zubiri.

2.- ¿Cómo entiende F. Rielo los términos teología y mística, metafísica y ontología? – Advierte que no podemos separar la mística de la teología, ni la teología de la mística; tampoco debe separarse la teología y la mística de la metafísica y la ontología, en virtud de que únicamente existe un solo modelo absoluto . No tenemos, pues, dos modelos absolutos: el que nos pudiera proporcionar la teología o la fe, y el que nos pudiera proporcionar la filosofía o la razón. Si aceptáramos dos modelos absolutos, habríamos incurrido, absurdamente, en la PARADOJA DEL DOBLE ABSOLUTO .

La teología es considerada como ciencia que tiene como objeto a Dios en su relación ad intra y en su relación ad extra. Cuando utilizamos términos filosóficos, más que emplear la palabra ‘Dios’, nos servimos del concepto de absoluto, infinito, principio, fundamento, axioma y, en general, modelo, siempre con sentido absoluto.

Para entender la relación de la mística y de la teología, y asimismo su relación con la metafísica y la ontología, veamos cómo se puede tratar el modelo absoluto de muchas formas y en diversos niveles:

  1. metafísicamente, podemos considerar el modelo cuando lo estudiamos en su relación ad intra;

  2. místicamente, podemos considerar el modelo cuando lo estudiamos en su relación ad extra como PRINCIPIO CONCREACIONAL y actual en la persona finita;

  3. gnoseológicamente, podemos considerar el modelo cuando lo estudiamos en su relación ad extra como PRINCIPIO EPISTÉMICO en la persona finita;

  4. ecológicamente, podemos considerar el modelo cuando lo estudiamos en su relación ad extra como principio reverberante en los VIVIENTES NO PERSONALES;

  5. físicamente, podemos considerar el modelo cuando lo estudiamos en su relación ad extra como ACTIO IN DISTANS en el VACÍO DE SER y en las cosas y sus fenómenos. (Véase PRINCIPIO ABSOLUTO O METAFÍSICO).

Esto da lugar a las seis ciencias fundamentales que, caracterizándose por la presencia del absoluto, deben tener en cuenta las ciencias experienciales y también de fundamentación, de unidad, dirección y sentido , las ciencias experimentales pues estas, en complementariedad con las experienciales, las hace el ser humano para su BIENESTAR FÍSICO, SICOLÓGICO Y ESPIRITUAL . La presencia del absoluto ad extra lleva a nuestro teólogo metafíscico a ponerles la siguiente denominación: Teología Metafísica, Teología Gnoseológica, Teología Mística, Teología Ecológica, Teología Física y Teología Matemática.

Todas las demás ramas de la Teología —bíblica, dogmática, moral, eclesial, sacramental, etc.— hallan su sistematización ayudadas de estas seis ciencias, de las que la Metafísica, Gnoseología y Mística son las primadas.



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  1. Los conceptos “modelo”, “axioma”, “principio”, sujeto”, “acto” … hay que entenderlos genéticamente. No existe distinción real entre ellos, pues la distinción real es solo la de las personas divinas. No es este el momento de explicar estos términos, pero la siguiente breve reflexión puede ayudar a entenderlos al menos intuitivamente. El modelo son las personas divinas que, en INMANENTE COMPLEMENTARIEDAD INTRÍNSECA, se definen: a) como único axioma, porque se constituyen en único saber absoluto, del que es imagen y semejanza el saber humano; b) como único principio, porque se constituyen en único ACTO ABSOLUTO ad intra del sujeto absoluto y en único ACTO ABSOLUTO ad extra de lo que no es el sujeto absoluto.
  2. F. Rielo, Diálogo, ob. cit., 144.
  3. Ibid., 145.
  4. Ibid., 153.
  5. La ciencia divina no necesita de ningún método, ni requiere sistematización alguna. La razón reside en que la Santísima Trinidad posee visión absoluta: ad intra, de sí misma; ad extra, de lo que no es sí misma. Si por otra parte, nuestra visión es mística visión de la divina visión, nuestra reflexión nos debe llevar a relativizar todo método, toda sistematización, porque, en ningún caso, estos pueden darnos una visión, ya no absoluta, pero ni siquiera lo suficientemente adecuada con la realidad. Este hecho experiencial concede al científico la humildad del verdadero sabio. El slogan de F. Rielo: “el conocimiento no se obtiene por medio de los sentidos y facultades, pero no es —en nuestra condición viadora— sin la dura condición de los sentidos y facultades”, podría aplicarse del siguiente modo a la ciencia humana: la ciencia no se obtiene por medio del método ni de la sistematización, pero no es sin la dura condición del método y de la sistematización.