VIRTUDES

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VIRTUDES: Las virtudes son atributos y operadores genéticos valorativos. Rielo concibe la fe, esperanza y CARIDAD a modo de pericóresis, según la cual la fe es toda en la esperanza y la CARIDAD, la esperanza es toda en la fe y la CARIDAD, la CARIDAD es toda en la fe y la esperanza. De este modo, en cada una de las virtudes teologales están las demás: son inseparables entre sí; en estado viador, la una necesita de las otras. Así, cuando hablamos del ‘don de la fe’ (en los tres libros de APOLOGÉTICA FORENSE: Criterio de credibilidad, HUMANISMO DE CRISTO y Cristo y su sentido de empresa), en él se incluye la esperanza y la CARIDAD. Se concibe, de este modo, la fe de forma integral, comprendiendo en ella la esperanza y la CARIDAD: la fe es inseparable de la esperanza y la CARIDAD; lo mismo hay que decir de la CREENCIA, la expectativa y el amor: en la CREENCIA, se incluye de forma integral la expectativa y el AMOR. Una CREENCIA que no incluya la expectativa y el amor es una CREENCIA incompleta, anegada en una razón cerrada, estéril, egótica. Si hablamos de la CARIDAD, hay que decir, con mayor motivo, lo mismo: en ella está incluida la FE y la ESPERANZA. La CARIDAD, llega a decir nuestro escritor parangonando a santo Tomás, es la forma y síntesis, no solo de las virtudes teologales, sino también de todas las virtudes (cardinales y morales), de los dones y bienaventuranzas.

Las llamadas virtudes cardinales y morales, además de estructuras constitutivas, son operadores disposicionales que, juntamente con los receptores u operadores constitutivos, conforman, modelan y dirigen nuestras facultades hacia el conocimiento y la vivenciación del modelo absoluto. Las virtudes cardinales son la PRUDENCIA, la fortaleza, la templanza y la JUSTICIA. Estas virtudes subsumen como funciones propias a las virtudes morales, dadas en las correspondientes facultades, que están ya provistas de dirección y sentido con la CREENCIA, la EXPECTATIVA y el amor.

Las virtudes teologales —fe, esperanza y CARIDAD— no son formas de mediación para acceder al modelo absoluto ; antes bien, son las mismas estructuras y operadores receptivos que, elevados al ámbito sobrenatural santificante, forman la consciencia hipernoética, teniendo como objeto inmediato al modelo absoluto bajo la razón de tres personas divinas o Santísima Trinidad:

a)    La fe, con las estructuras y operadores intelectivos elevados al orden sobrenatural santificante, activa sobrenaturalmente la INTUICIÓN abriendo la razón y sus funciones sicosomáticas al entendimiento consciencial de la revelación sobrenatural.

b)    La ESPERANZA, con las estructuras y operadores volitivos elevados al orden sobrenatural santificante, activa sobrenaturalmente la FRUICIÓN abriendo el deseo y sus funciones sicosomáticas a la voluntad consciencial de la revelación sobrenatural.

c)    La CARIDAD, con las estructuras y operadores unitivos elevados al orden sobrenatural santificante, activa sobrenaturalmente la libertad abriendo la INTENCIÓN y sus funciones sicosomáticas a la unión consciencial de la revelación sobrenatural.

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