DIÁLOGO, Concepción genética del

De Escuela idente

DIÁLOGO, Concepción genética del: El diálogo absoluto posee como propiedades esenciales la de ser unitivo y la de ser único: unitivo, porque es metafísica unidad transverberativa de amor entre personas divinas; único, porque no puede darse otra metafísica unidad transverberativa de amor que no sea la de las personas divinas. Es la INMANENTE COMPLEMENTARIEDAD INTRÍNSECA de las personas divinas —constituyendo única concepción genética de la existencia, esencia, sustancia y naturaleza absolutas— la que nos tiene que dar razón del diálogo absoluto. Si hacemos un análisis filológico de la palabra “diálogo”, podemos adentrarnos mejor en la comprensión de lo que es el dialogal ad intra del modelo absoluto y su proyección ad extra en la persona humana. Este diálogo absoluto es:

  1. congenético, porque las personas divinas constituyen única geneticidad o sustancia absoluta; (Véase Congénesis)

  2. circungenético, porque las personas divinas constituyen única ESSEIDAD o existencia absoluta; (Véase Circungénesis)

  3. circunlogético, (Véase Circunlógesis) porque las personas divinas constituyen único ACTO ABSOLUTO con su ACCIÓN AGENTE, RECEPTIVA Y REPLICATIVA ;

  4. conformogenético, porque las personas divinas constituyen única conformación o naturaleza absoluta; (Véase CONFORMOGÉNESIS)

  5. transverberativo, porque las personas divinas constituyen única esencia o éxtasis de amor absoluto. (Véase Transverberación)

La esencia del diálogo en las personas divinas es su propia esencia: la transverberación .

Si nos referimos a la persona humana, su esencia consiste en comunicarse transverberativamente con el modelo absoluto, en virtud de su dialogos o transverbo más allá de las razones, de los deseos o de las intenciones. El LOGOS O VERBO requiere la GENETIZACIÓN transcendental por la DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA del modelo absoluto, en tal grado que el logos o verbo queda elevado a dialogos o transverbo. El VERBO O LOGOS genetizado transcendentalmente es transverbo o dialogos; esto es, la logesis genetizada transcendentalmente es dialogesis, como la noesis genetizada transcendentalmente es dianoesis. Ahora bien, el transverbo o dialogos no puede separarse de la dianoesis de manera que la potestad, al mismo tiempo que transverbal o dialogética, es, además, dianoética. Lo mismo debemos afirmar de la consciencia: esta es dianoética al mismo tiempo que es transverbal o dialogética.

El dialogos o transverbo connota con los conceptos de dialógesis o transverberación, que es la esencia transcendental del espíritu o concepción genética de la esencia humana. Se reserva el concepto dialógesis para el ámbito general o ecuménico, y el concepto hiperlógesis para el revelado o cristológico. Sin embargo, el concepto de transverberación es, a diferencia de dialogación y hiperlogación, el mismo en los dos ámbitos. La adjetivación se hace, pues, precisa:

  1. en el ámbito general o ecuménico, hay que hablar de transverberación constitutiva o dialógesis (la potestad es, en este sentido, dialogética);

  2. en el ámbito revelado o cristológico, lo propio es la transverberación santificante o hiperlógesis (la potestad es, en este sentido, hiperlogética).

El fundamento de toda experiencia vivencial es, por tanto, el diálogo ontológico del ser humano con su absoluto, en el cual halla unidad, dirección y sentido , además de la experiencia sensitiva, toda experiencia intelectiva, volitiva y unitiva, y toda experiencia que se proyecta en las FUNCIONES SICOESPIRITUALES Y SICOSOMÁTICAS de las FACULTADES HUMANAS. El diálogo con el modelo no se reduce, pues, a un hablar físico, a una comunicación mental o a una relación afectiva. El diálogo es mucho más que esto: es, sobre todo, compenetración de amor; esto es, comunicación gratuita, generosa, abierta, entre personas. El diálogo es, en una palabra, transverberativo. La sede de este diálogo ontológico es la consciencia que se proyecta en las facultades y sus funciones sicosomáticas. El diálogo, por tanto, puede manifestarse física, mental o afectivamente, sin reducirse a estas manifestaciones. La reducción del diálogo ontológico a una de estas manifestaciones habría introducido el vicio dialogal: vocalismo, mentalismo, afectismo; esto es, estaríamos presenciando un seudodiálogo que, no siendo de la consciencia ontológica, manifiesta la falta de verdad, bondad y hermosura de la comunicación dialogal. La transverberación ontológica o mística, siendo también diálogo conviviente de las personas finitas entre sí en virtud de la actuación de la DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA de las personas divinas en todo ser personal finito, hace posible la percepción consciente y comunicación potestativa del ser humano con toda otra realidad finita en virtud de la divina presencia vestigial y reverberante del modelo absoluto, como PRINCIPIO CONCREACIONAL y actual (Véase PRINCIPIO ABSOLUTO O METAFÍSICO), en las cosas y en los seres impersonales. Aunque el diálogo ontológico esté viciado, el modelo absoluto permanece, sin embargo, ahí constitutivamente presente. Nos concibe y nos capacita, genéticamente, para ser perfectos con límite transcendental en él, rectificando y reduciendo la negatividad del límite formal en virtud de la potestad ontológica con la que el ser humano ha sido constituido. (Véase Noesis y Verbo o Logos, también Noetización y Verbalización o Noetización)

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