MODELO ABSOLUTO O MODELO GENÉTICO

De Escuela idente
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MODELO ABSOLUTO O MODELO GENÉTICO: En su sistema de pensamiento, F. Rielo parte de la experiencia, no en cuanto experimentación como suma de datos fácticos o inductivos, sino en cuanto experienciación del objeto de las vivencias. El itinerario de esta experienciación debe partir de un modelo absoluto que tiene que formar bien (Véase Visión Bien Formada) la visión de la totalidad de lo real. Dicha visión que, en cuanto experiencial, posee sentido apriorístico, incluye asimismo a posteriori el ámbito experimental de las ciencias. Este modelo absoluto se denomina CONCEPCIÓN GENÉTICA DEL PRINCIPIO DE RELACIÓN . Por él, rompe con los sistemas identitáticos, estáticos o dinámicos, de la historia de la filosofía (‘el ser es ser’, ‘el yo es yo’, ‘el devenir es el devenir’…) y propone la relación o comunicación entre términos elevada a absoluto. Por ser comunicación, ha de serlo de, al menos, dos términos, y, si hablamos de absoluto, estos han de ser, a nivel racional, dos personas porque la persona es la máxima expresión del ser; a nivel revelado o de la fe cristológica, el absoluto son tres personas, no más de tres ni menos de tres.

Este Principio de relación personal, además de descubrirnos la importancia de la CONCIENCIA FILIAL en cada persona humana, supone también un principio comunicativo y originario de la vida, pues ‘lo GENÉTICO’ se refiere a una realidad engendradora de vida; vida, no solo en sentido biologicista, sino en lo que supone la apertura relacional y constitutiva de lo más interior y propio del ser humano hacia el absoluto, y la plenificación por Gracia: una Vida en Dios y sin fin. En resumen, nuestro autor no se mueve en lo exterior o foráneo, sino en lo más íntimo y estructural del ser humano, que puede dar unidad, dirección y sentido , sin estar atrapado por realismos o idealismos metafísicos.

A la pregunta, ‘¿desde dónde hace teología F. Rielo?’, hay que responder que desde el modelo absoluto, que él denomina “SER+” , o también, “CONCEPCIÓN GENÉTICA DEL PRINCIPIO DE RELACIÓN”. ¿Cómo se entiende?

  1. SER+” equivale a , o BINIDAD, en el nivel racional o DIANOÉTICO, y , o Trinidad, en el nivel revelado o HIPERNOÉTICO[1]. (Véase BINIDAD, DIANOÉTICO e HIPERNOÉTICO)

  2. Asimismo, lo denomina “CONCEPCIÓN GENÉTICA DEL PRINCIPIO DE RELACIÓN” [], o Santísima BINIDAD, en el nivel racional o dianoético; [], o Santísima Trinidad, en el nivel revelado o hipernoético][2].

Referente a lo primero, “SER+” significa que “el ser tiene gene”; por tanto, el “+” es el gene del ser. A nivel absoluto o metafísico, el “SER+” son dos seres divinos realmente distintos. ¿Por qué? – Porque el “+”, o es “ser” o “no es ser”; si no es ser, sería nada; luego tiene que ser “ser”; ahora bien, si el “+” es “ser”, o es lo mismo que el ser de quien es “+”, o es realmente distinto: si es lo mismo, incurrimos en la identidad absoluta “ser es ser” con su estéril tautología; luego tiene que ser “ser” realmente distinto, y, por lo tanto, son dos seres que constituyen única ESSEIDAD genética o concepción genética de la realidad absoluta. Por eso, afirma nuestro filósofo metafísico que “SER+” significa que el “ser tiene gene”, siendo así que el gene es nuevo ser divino; esto es, el “+” es el gene del ser, y si el primer ser es ser divino , el segundo ser (el “+” o gene) es nuevo ser divino, , en INMANENTE COMPLEMENTARIEDAD INTRÍNSECA con : [].

Referente a lo segundo, el “SER+” es CONCEPCIÓN GENÉTICA DEL PRINCIPIO DE RELACIÓN, ya que todo se constituye en relación, y nada puede concebirse si no es en relación. Partimos de una experiencia básica y fundamental de todo ser humano: todo se resuelve o constituye en relación. Si tenemos experiencia de que todo se resuelve o constituye en relación, y de que nada existe ni se concibe sin la relación, y de que tendemos a que las relaciones humanas no sean de cualquier manera, tiene que haber un principio absoluto que sea relación, fuente de relación, formante y definiente de la relación, fundamento de la vida que es relación, y constituido por personas que, siendo la expresión suprema del ser, se definen entre sí constituyendo única definición absoluta ad intra y ad extra del modelo. La relación no puede ser un concepto abstracto ni un accidente con mínimo de ser, como quería Aristóteles, sino la unidad comunicativa y complementaria de, al menos, dos términos reales y concretos: un átomo con otro átomo, la tierra con el sol, un gato con un ratón, o una persona con otra persona.

Insiste nuestro autor que esta relación de dos términos como mínimo, elevada a absoluto, rota la identidad y transcendido el campo fenoménico, tiene que ser, a nivel DIANOÉTICO, de, al menos, dos términos en inmanente complementariedad intrínseca. Estos dos términos deben ser seres personales [ de ] = [ de ] [3], porque la persona es la suprema expresión del ser: no menos de dos términos, pues habríamos incurrido en el SEUDOPRINCIPIO DE IDENTIDAD (Véase SEUDOPRINCIPIO DE IDENTIDAD); no más de dos términos, ya que un tercer término es un EXCEDENTE METAFÍSICO, contra la simplicidad del modelo absoluto. Estos dos términos son, pues, vivientes seres personales constituyendo única vida absoluta o sujeto absoluto con su acto también absoluto. Las funciones de en el modelo genético a nivel DIANOÉTICO son las siguientes: origen, ingénito, generante, acción agente, Padre, acción coagente con el Hijo. A su vez, las funciones de son las que siguen: fin receptivo, engendrado, ingenerante, acción receptiva, Hijo, acción coagente con el Padre.

En el nivel HIPERNOÉTICO , el tercer término personal [ de ] es un revelado que la inteligencia formada por la fe reconoce por las funciones que cumple en el modelo genético. En el nivel DIANOÉTICO , el modelo genético es Santísima BINIDAD []; en el nivel hipernoético, el modelo genético es Santísima Trinidad []. Cuando Cristo revela al Espíritu Santo como persona divina, no está revelando, pues, ningún absurdo porque, cuando menos, cumple unas funciones no satisfechas dianoéticamente. no es irracional, sino el transracional que satisface, en virtud de la revelación, el nivel dianoético de la metafísica y de la teología genéticas. Las funciones de en el modelo son las siguientes: fin replicativo, espirado, ingénito replicativo, ingenerante replicativo, acción replicativa, Espíritu Santo, acción inspirante.

1.- ¿Por qué es difícil de percibir que las ciencias hallan su fundamento en el modelo absoluto, ya que todo queda sujeto a opinión, que no todos ven del mismo modo, y que, incluso, se puede negar dicha fundamentación? – Los ‘modelos’ de las ciencias no son más que ‘modelaciones’ o ‘funciones modelares’ de la réplica ontológica del modelo absoluto ; esto es, son codificaciones de la CONCEPCIÓN GENÉTICA DEL PRINCIPIO DE RELACIÓN , que, a su vez, codifican la metodología científica. La respuesta a la dificultad planteada no deja de ser sencilla: la descodificación modelar y metodológica vienen mediatizadas, en el proceder epistemológico, por los mismos condicionantes que están presentes, como su límite formal, en la descodificación de la inspiración . Estos condicionantes son precisos: las coordenadas espaciotemporales, las facultades con sus emociones, sentimientos, pasiones y, en general, la complejidad sicosomática de un ser humano que, con su aptitud académica y profesional, posee un carácter, una habilidad, una competencia, que requieren de unas posibilidades fácticas y unos medios instrumentales o tecnología asequible y capaz de desarrollo. Añádase a esta complejidad limitativa el influjo educacional, socioambiental y medioambiental, destacándose, sobre todo, el nivel económico, social y cultural, además de la mediatización de las distintas culturas con las que se entra en contacto, y, desde luego, la dificultad de asimilación de las variables mentalidades y sensibilidades, que tanto afectan en el desarrollo de las sociedades y de las personas.

2.- ¿Cómo planteó F. Rielo el problema de la relación fe-razón, o filosofía-teología? – Para él existía un problema grave entre metafísica y teología. La metafísica había sido relegada a la razón (racionalismo) y la teología a la fe (fideísmo), de tal modo que se habían convertido en compartimentos estancos y excluyentes. La teología no podía admitir una metafísica que tenía como objeto el abstracto (Véase ABSTRACTISMO) “ser en cuanto ser”, en el cual entraba a formar parte el “ser absolutamente considerado” y “el ser por participación”, el ipsum ese subsistens y el “ente creado”, Dios y las criaturas. La metafísica, a su vez, no podía admitir una teología que solo se servía de ella como lenguaje o método al servicio de una fe que imponía su objeto por encima de la razón.

El “SER+” fue la clave para una solución porque iba más allá del “ser en cuanto ser”, del “ser absolutamente considerado” o del ipsum esse subsistens, ya que estas expresiones no sobrepasaban el SEUDOPRINCIPIO DE IDENTIDAD con sus CARENCIAS DE SENTIDO sintáctico, lógico-semántico y metafísico [4]. Frente a la fórmula identitática “ser es ser”, Rielo propone la fórmula genética: “ser es ser y algo + que ser”; en este sentido, “todo lo que es” es + que sí mismo.

La metafísica y la teología no podían subordinarse la una a la otra. Las dos tenían que estudiar el mismo modelo absoluto: el “SER+” o “CONCEPCIÓN GENÉTICA DEL PRINCIPIO DE RELACIÓN”. La metafísica debía estudiarlo sub ratione absolutitatis; la teología, sub ratione divinitatis. Su instrumento sería el conocimiento experiencial bien formado –no experimental– del ser humano. Para ello, había que tener en cuenta el esclarecimiento de una antropología FORMAL Y TRANSCENDENTAL que abarcara el nivel connatural o constitutivo y el nivel sobrenatural o santificante. El primero era el de la razón formada por la CREENCIA, al cual denominaría nivel DIANOÉTICO . El segundo era el de la razón formada por la fe, al cual denominaría, a su vez, nivel HIPERNOÉTICO . Los dos niveles debían incidir, de igual modo, en la Metafísica y en la Teología. Las semillas del Verbo esparcidas en las diferentes religiones, en el pensamiento histórico, en el arte y en la cultura, en los grandes hallazgos, en la creatividad humana, habían quedado solapadas por causa del SEUDOPRINCIPIO DE IDENTIDAD en el quehacer filosófico y religioso, en el cual estaba presente el reduccionismo, el exclusivismo y la intransigencia de las ideologías . Nuestro teólogo metafísico consideraba que no se podía privar de la ciencia teológica y de la ciencia metafísica al pensamiento histórico, a las religiones y culturas, y relegar, por ejemplo, la Teología al solo nivel sobrenatural de la fe.

En resumen, el modelo absoluto rieliano es la CONCEPCIÓN GENÉTICA DEL PRINCIPIO DE RELACIÓN constituido: en el orden DIANOÉTICO (razón formada por la CREENCIA), por dos seres personales en INMANENTE COMPLEMENTARIEDAD INTRÍNSECA o Santa BINIDAD ; en el orden HIPERNOÉTICO (razón formada por la fe), por tres seres personales en INMANENTE COMPLEMENTARIEDAD INTRÍNSECA o Santísima TRINIDAD .



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  1. Las fórmulas se leen del siguiente modo: [], “ser sub uno en INMANENTE COMPLEMENTARIEDAD INTRÍNSECA con ser sub dos”; [], “ser sub uno de persona sub uno en inmanente complementariedad intrínseca con ser sub dos de persona sub dos”. Sub uno (1) y sub dos (2) son los lugares metafísicos por los cuales los términos del modelo no son intercambiables. El concepto complementariedad con su signo [≑] significa que los dos seres, [] y [], siendo realmente distintos, son necesarios el uno al otro para constituir la unidad absoluta. No es una complementariedad matemática, sino metafísica; por tanto, no se trata de “multiplicidad matemática”, sino de “pluralidad metafísica” (plus = +). [+] = []. La complementariedad metafísica, contrariamente a la complementariedad matemática o física, no encierra el concepto de superposición, suma, agregación o deficiencia en ninguno de sus términos para constituir la unidad. Nada falta a [] respecto de [], y a [] respecto de [], para constituir única unidad absoluta. (Este modelo lo obtiene en la experiencia mística del 30 de mayo de 1964, narrada por él mismo en Leyendas, ob. cit., 170ss.).

  2. Desarrollado en Hacia una nueva concepción metafísica del ser, en ¿Existe una filosofía española?, FFR, Madrid 1988, 114-142; y en Concepción genética de lo que no es el sujeto absoluto y fundamento metafísico de la ética, en Raíces y valores históricos del pensamiento español, FFR, Madrid 1990, 96-134.

  3. Este esquema de fórmula puede abreviarse de los siguientes modos: [] o simplemente [].
  4. El seudoprincipio de identidad (A es A, A=A, A en cuanto A, A→A…) es una tautología carente de sentido sintáctico, porque el sujeto es el mismo que el predicado; carente de sentido lógico, porque es una expresión o fórmula de functor monádico que reduplica el mismo término; carente de sentido metafísico, porque incurre en la petitio principii. (Ver crítica al seudoprincipio de identidad en “Hacia una nueva concepción metafísica del ser”, en ¿Existe una filosofía española?, FFR, Madrid 1988, y en “Concepción genética de lo que no es el sujeto absoluto y fundamento metafísico de la ética”, en Raíces y valores históricos del pensamiento español, FFR, Madrid 1990).